miércoles, 12 de febrero de 2014

Nueva Pura Vida Costa Rica 2011


LO MEJOR: Viajar de Luna de Miel y a todo lujo, con el objetivo de ver lo que más nos gusta en el mundo: Parques naturales, selva, naturaleza en estado puro y animales únicos en ese país. Costa Rica posee el 6% de toda la biodiversidad del planeta.

LO PEOR: No ver tortuguitas y la hipocresía que hay con respecto al cuidado de los huevos.

LO MÁS DIVERTIDO: Practicar Canopy. Nuestro primer encuentro con una familia de Mapaches.

A DESTACAR: No hay líneas suficientes para todo lo que escribiría en este apartado.

Loney Planet, foro viajeros, diario de viajes, Viajes El Corte Inglés (sólo contratado el vuelo, hoteles y traslados) Lo demás corría de nuestra cuenta (de mochileros perdidos en Costa Rica).


Con el cansancio y la resaca aún de la boda nos embarcamos en el que sería el destino más espectacular en el que jamás imaginamos que podríamos estar.

Sólo dudamos unos míseros instantes de sustituir Costa Rica por Australia en nuestra luna de miel pero en seguida nos dimos cuenta que nuestro destino estaba en Costa Rica. Es un país para disfrutar de la selva, de la aventura, Naturaleza, deportes de riesgo, vivir experiencias únicas, irrepetibles e inolvidables y contemplar tanto las playas del Pacífico como las del Caribe. Sin duda, reunía todo lo que necesitábamos.

El viaje resultaba perfecto.

Allá vamos.

Día 1. Madrid-San José
Martes 22 de Noviembre de 2011.

12 Horas nos esperaban de vuelo hasta San José. Habíamos reservado a través de Internet en la página web de Iberia los asientos en la puerta de emergencia. Teníamos un viaje muy largo por delante y además aún estábamos agotados por la boda. Ya habíamos probado en EEUU viajar en esos asientos y la verdad es que te hacen el viaje más cómodo.

El vuelo fue bien, muy tranquilo, comida típica de iberia (que no está del todo mal), merienda: consiste en una cajita amarilla con bocata, chocolatina, etc.. y bebidas durante todo el vuelo.

Sin ningún incidente, excepto que al final el vuelo fueron 14 horas, aterrizamos en San José.

Recogimos las maletas y al salir del aeropuerto había una persona con un cartel esperándonos para recogernos, coger una furgoneta y llevarnos al hotel. Allí mismo conocimos a una pareja de Sagunto (Valencia) con los que pasaríamos los siguientes 3 días en los mismos hoteles, tomaríamos cócteles por la noche, comeríamos y cenaríamos juntos y compartiríamos anécdotas y experiencias.

Eran una pareja muy peculiar. Estaban en Costa Rica como ellos dijeron de “casi luna de miel”. El día que tenían la boda, la jueza de paz no se presentó al juzgado porque estaba enferma y como no había sustituto, no se realizó el enlace. Aun así, ellos celebraron el banquete y como el viaje estaba pagado y las vacaciones por sus respectivas empresas acordadas, se fueron a Costa Rica.

Muy cerca del aeropuerto estaba el Hotel.

La entrada al mismo era muy espectacular. En su interior había mucha selva e incluso colibrís campando a sus anchas. Nos dieron la habitación pero ni rastro de que íbamos de luna de miel… (nosotros teníamos entendido que te daban detalles pero no vimos nada…. En fin.. ya veríamos más adelante).




Una persona nos llamó a la habitación por teléfono para preguntar si habíamos llegado bien. Reconocieron que no sabían que íbamos de luna de miel. Emocionados por estar ya allí, salimos a dar una vuelta por el inmenso hotel y terminamos tomando una cerveza en una zona que era una especie de casino. Nuestra primera cerveza costarricense (Una Imperial) ummm gran cerveza (totalmente recomendable). Teníamos un hambre terrible así que fuimos a buscar algún restaurante del hotel donde tomar algo. Acertamos de lleno. Una mesita muy íntima a la luz de una vela y de la luna, junto a un lago. Pedimos casado (típica comida costarricense que se repetiría en varias ocasiones) y yo pollo con arroz y verduras, una imperial y una copa de vino chilena. Delicioso. Una cena muy bonita y nuestra primera de recién casados.

Tras la cena, regresamos a la habitación y caímos rendidos.

Buenas noches Costa Rica.

Día 2. San José-Tortuguero
Miércoles 23 de Noviembre de 2011.

A las 5.00 am. Ya estábamos de nuevo en pie porque a las 6.00 am pasarían a recogernos para llevarnos a Tortuguero. Estaba muy ilusionada porque creí que vería alguna tortuguita pero eso no fue posible. Al ser tan temprano y no estar abierto el buffet de desayuno nos prepararon una especie de paquete de picnic con el desayuno. Un auténtico timo. Había un plátano, un zumo, un huevo duro y un bollo muy raruro. Total que no desayunamos. Empezamos a entablar conversación con nuestros compis de Valencia. Nos cayeron muy bien, así que a partir de ese momento nos sentaríamos con ellos a comer.

Recogimos a todo el mundo en autobús por todo San José. Habría un total de 50 personas en el autobús, y como duró tanto tiempo el recorrido, tuvimos la oportunidad de ver la ciudad de san José. La realidad es que no nos resultó nada bonita.

Una vez todos en el autocar nos dirigimos rumbo a Tortuguero, pero antes pararíamos en un lugar para desayunar. De camino, el guía que nos acompañaba, nos contaba que en Costa Rica en la época lluviosa llueve mucho y en la seca llueve más. Ese día llovía y mucho pero el escenario Costarricense resultaba con un verde tan espectacular que merecía la pena. Con tanta agua, así tienen esas selvas tan increíbles y esos parques naturales con un verde tan diferente al de cualquier otro lugar en el mundo (que al menos, nosotros conozcamos, claro).

Tras 2 horas de recorrido, hicimos la parada para desayunar. Antes dimos una vuelta por los alrededores, porque había jungla por todas partes, y vimos un montón de ranas curiosas. Costa Rica reúne el 6% de toda la biodiversidad del planeta. Cientos de ranas diferentes, de colores, las había venenosas, no venenosas…



Nos sentamos a desayunar y era un buffet donde servían de nuevo casado. Qué bien nos sentó a esas horas ya que teníamos mucho hambre…. De pronto hubo una estampida enorme en el restaurante, qué pasa, pero que ocurre, yo como siempre antes de preguntar voy como Vicente.. (Dónde está la gente) y allí estaba, esa increíble estampa: Trepando por un árbol a tan solo 2 metros de nosotros: Un perezoso con su cría!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!. Dios santo jamás en mi vida había visto un animal como ese. Es divertidísimo, graciosísimo, simpatiquísimo, adorable, entrañable con una sonrisa permanente y lleno de musguito por todo el cuerto. Iba con su cría agarrada a las melenas largas que tiene. Este era de 3 dedos (también los hay de dos). Nos quedamos viendo como a un ritmo aún más lento que una tortuga trepaba con su hijito hasta la copa del árbol. Jamás pensamos que pudiéramos ver semejante preciosidad de la Naturaleza.



Con un subidón enorme volvimos al autobús y esta vez la siguiente parada sería al embarcadero donde cogeríamos una lancha que nos llevaría por un lago hasta el hotel de Tortuguero.


Como siempre, mi marido y yo tan independientes nos fuimos a trastear y ver el embarcadero y perder un rato el tiempo.. y de repente cuando nos quisimos dar cuenta la gente había desaparecido, así que corre que te corre nos metimos como posesos en una lancha atravesando una montaña enorme de barro donde se nos hundían los pies hasta las rodillas y resbalaba como los mil demonios y cogimos como locos un sitio en la embarcación.

Cuando esta arrancó, miramos a nuestro alrededor y no había ni una cara conocida. Que nos hemos equivocado de barco!!!!!!!! Jejeje al capitán de esa lancha le hicimos parar, volver al embarcadero para poder salir de allí y buscar la nuestra.

A toda prisa nos subimos en otra donde vimos a nuestro guía, esta sí que sí es. Nos partíamos de risa (somos un caso). El camino por los canales de Tortuguero eran impresionantes.



A cada lado sólo había selva y animales en libertad. Alguna casita rezagada hecha de paja se veía tímida entre tanta jungla. El recorrido hasta el hotel duró algo más de 1 hora. Nosotros no hacíamos más que buscar cocodrilos y caimanes en la orilla pero sin suerte. Sin embargo estaba lleno de iguanas, garzitas, gaviotas, perezosos, monos pero sobretodo aves.


Tras el recorrido por esas aguas marrones llegamos a nuestro hotel. Nos recibieron con una bebida fresquita y nos asignaron nuestras habitaciones.

El hotel era increíble. Se encontraba en mitad de la selva con cientos de animales rondando por allí. Había desde cangrejos hasta monos aulladores, iguanas….



Al llegar a nuestra habitación ésta no nos gustó demasiado, muy fría y algo descuidada. Volvimos a recepción y comentamos que queríamos otra y que además que íbamos de luna de miel, ya que una vez más se les había olvidado ese “pequeño” detalle.


Nos cambiaron de habitación y ésta si era increíble. En la cama colocaron pétalos de rosas y las toallas en forma de cisne haciendo la forma de un corazón, muy cursi pero tan boniiiito.




La habitación daba a una terraza donde estabas en total contacto con la naturaleza. Sonidos de monos, de pisadas, cangrejos, era una pasada!!!!!. Como curiosidad, las ventanas de la habitación no tenían cristales. La temperatura era buena y además con tanta humedad no hacía frío pero vaya se podía colar cualquier cosa por ahí. Tuvimos suerte, solo se coló un lindo milpiés.




De pronto, empezó a llover, a llover, a llover, y no paró en dos días. Llovía tanto que esa tarde teníamos la opción de hacer canopy y no pudimos por la lluvia.



Fuimos a recepción y comimos un buffet que estaba bastante bueno. El guía se acercaba mesa a mesa y nos iba diciendo que plan teníamos para hacer esa tarde. Nos tocaba cruzar el canal hasta la otra orilla y visitar el pueblo de Tortuguero, con una explicación sobre el desove de las tortugas, ver animales en libertad y tarde libre para dar una vuelta por el pueblo.

Así hicimos, después de comer subimos a la lancha y cruzamos al pueblo de Tortuguero. 





Éste era precioso, pero algo decepcionante también. NO tenían ningún tipo de cuidado en las playas con los huevos de tortuga. La playa (zona Caribe) estaba algo sucia, los perros corrían a sus anchas y excavaban en todas partes… 




Era un paripé, y la verdad no me extraña que estén en peligro de extinción, si allí entre que se las comen y además no cuidan el entorno. Un hombre lugareño nos dio unas explicaciones sobre el desove, el tamaño de tortugas y las especies que visitaban esa playa, baula, verde y boba.

(A mí se me caía la baba escuchando eso, uno de mis sueños de toda la vida era ver una tortuga y no pude). Tras esto fuimos a dar una vuelta por el pueblo.



Nos topamos con muchos monos y nos compramos en un puestecillo en la calle un coco con ron que te hacían allí mismo. Estaba horrible y muy muy fuerte.



Luego nos metimos en una tiendecita y compramos unos pin. Al poco vinieron a buscarnos para regresar al hotel.







Seguía lloviendo así que sólo pudimos ir a tomarnos un par de Imperial al hotel y a esperar a la cena. Después de las cervecitas, nos dimos una duchita y al ir al restaurante, el guía nos dijo que al día siguiente por la mañana haría una excursión para visitar más animales y que haríamos trekking por la selva. Que emoción nos apuntábamos fijo.



Nos sentamos a cenar con los chicos de Sagunto y nos lo pasamos muy bien en la cena, comentando el día, hablando del  peculiar guía que teníamos, estuvo muy bien.

De pronto se persona el guía en nuestra mesa y nos dice que se cancela lo del día siguiente y nos ofrece a cambio una excursión a las 7.00 am por los canales de nuevo en busca de más animales…. Jolín vaya patata, nosotros queríamos andar entre la selva… pero bueno aceptamos porque no quedaba otra y le comentamos que nosotros estábamos de luna de miel y que no habían informado en ninguna parte.

Se acerca a los responsables del restaurante, les dice algo y terminan trayéndonos una piña enorme llena de frutas pinchadas por fuera y un zumo interior delicioso. Lo compartimos con nuestros compis de viaje (los pobres estaban de casi luna de miel).

Después de cenar, nos fuimos al bar los 4 y nos pedidos unos cócteles. Que buenísimos que estaban, y encima en aquel lugar donde nos acompañaban cangrejos tan originales, monos, iguanas… era un sito espectacular.


Lo pasamos muy bien. Tras un par de ellos nos fuimos a la cama. Un poco tristes porque esperábamos ver más y con la ilusión de que todavía se pudiera hacer el trekking al día siguiente. Al llegar a la habitación ya vivía un milpiés con nosotros. Le invitamos muy amablemente a salir de la habitación, éste obedeció y nos fuimos a dormir. Estábamos agotados y no paraba de llover.

Día 3. Tortuguero
Jueves 24 de Noviembre de 2011.

A las 6.00 am ya estábamos en pie. No había dejado de llover ni un segundo.



Fuimos a desayunar y nuestros compis de Sagunto nos comentaron una anécdota muy divertida. Un niño gordito que viajaba con la madre al despertarle tan temprano empezó a gritarle: pero tú estás loca, me estás haciendo la vida imposible, jejejjeeje, nos reímos mucho porque luego el niño gordito estaba tan feliz desayunándose todo el buffete.

Después de desayunar y tras mucho esperar y ver como llovía y seguía lloviendo hasta el punto que el embarcadero se inundó.


Subimos a las lanchas y primero dimos una vuelta por el canal para poder observar animales, vimos iguanas, un perezoso, monos, múltiples aves y garsitas, más garsitas, un basilisco, pez globo…  pero lo cierto es que algo decepcionante porque nos esperábamos más. Íbamos con los chicos de Sagunto y la verdad es que nos partíamos de risa con las garsitas. Todo el rato era ver una y otra y otra y otra hasta el punto que dijo el chico de Valencia “mucho tienen que cambiar las cosas para que no acabe odiando a todas las garsitas”.
              





Después de la excursión, regresamos al hotel de nuevo. Algo tristes y decepcionados nos fuimos a tomar unas Imperial a esperar la hora de la comida. Fuimos a comer y después nos acercamos a recepción a preguntar si podríamos hacer Canopy o ir de noche a ver a las tortugas. A ambas cosas nos dijeron que no. Estábamos cada vez más decepcionados. No te dejaban hacer nada y te ponían excusa para todo, y encima nuestra mayor ilusión y uno de los principales motivos de viajar a Costa Rica era ver tortugas. Todo nuestro gozo en un pozo. Sin parar de llover y la tarde perdida en la recepción del hotel intentando acceder al wifi se pasó más o menos la tarde. Después ducha, cena, cóctel  con nuestros compis y a dormir.

 Día 3. Tortuguero-Volcan Arenal
Jueves 24 de Noviembre de 2011

A las 6.00 am de nuevo en pie, desayunamos y hoy por fin había dejado de llover. Cogimos de nuevo la lancha con destino al embarcadero para luego coger un autobús que nos llevara a comer y después nos esperaba un coche que nos trasladaría hasta Volcan Arenal.

El camino se hizo bastante largo y pesado, y de nuevo por el paseo no hubo suerte de ver ni cocodrilos ni caimanes. Y además en esta ocasión se trataba sólo de un traslado así que no podía apreciarse ningún animal, no íbamos cerca de la orilla. Para colmo, empezó a llover otra vez, así que se hizo bastante aburrido, largo y pasado por agua el camino.



Una vez llegamos al embarcadero, un autobús nos esperaba. Allí mismo había un hombre con un escarabajo enorme que pudimos fotografiar.



Nos subimos al autobús y tras otra hora de trayecto llegamos a una zona donde había un restaurante. Desayunamos, comimos casado y pudimos ver otro perezoso. Que preciosidad!!!!!!!!.

Tras esto una micro furgoneta nos llevaría a Volcán Arenal. En la furgo íbamos 4 parejas y encima a mi marido y a mi nos tocó ir separados.

Empezó a llover muchísimo y aquel loco iba a doscientos por hora conduciendo por una carretera de doble sentido, adelantando sin parar y no se veía nada. Pitaba cuando adelantaba o daba las luces. A pesar de no poder ver nada por la ventanilla e ir literalmente acojonados, pudimos ver que allí la gente en sus casas tienen la puerta abierta de par en par, es un signo de simpatía y cercanía. No tienen miedo a los robos. Los que son bordes y no se quieren relacionar cierran sus puertas de par en par.

El conductor hizo una parada a las 2 horas para comprar agua y algún refresco y tras otras 2 eternas e infernales horas de recorrido lloviendo como si fuera la última vez en el mundo que llovería, llegamos al pueblo de Arenal (Aguas Calientes).

El microbús iba dejando a cada pareja en un hotel diferente. El nuestro resultó ser increíble. Mientras hacíamos el check in e indicábamos ya con nuestra geta que íbamos de luna de miel aprovechamos para preguntar como visitar al día siguiente el volcán, ir al pueblo, visitar las termas, la cascada de la fortuna, etc. El hotel nos ofrecía un tour pero era guiado y con gente y eso nos daba una pereza, queríamos ir por libre así que mi marido llamó a un taxi y acordamos con él que al día siguiente se lo pasaría entero con nosotros, llevándonos y trayéndonos a todas partes.





Después de cerrar el trato, Oto (que sería nuestro chófer dentro del complejo hotelero) nos llevó hasta nuestra habitación. El complejo era increíble en mitad de toda esa naturaleza!. Al llegar a la puerta de nuestra habitación le decimos el número e intenta abrirnos la puerta y resulta que nos habíamos equivocado con el número jejeje, al intentar abrir y ver que no se podía desde dentro nos abre un señor en albornoz y resultaba que la habitación estaba ocupada. Qué vergüenza.

Miramos bien y habíamos bailado todos los números. Oto nos lleva a nuestra sí habitación. Esta era como una especie de cabañita con un porche para los dos privado, con vistas de primera plana al Volcán. La habitación era enorme con plantas naturales en el baño, era una auténtica preciosidad.



Nos sentamos en el porche y de repente oigo un grito de mi marido. Un armadillo!!!!! En nuestro porche!. Jajajajaja yo no sabía ni lo que era ese bicho, ni siquiera que fuera un bicho cuando de pronto miro y le veo la concha esa que tienen y el rabito. Intentamos seguirle pero se metió entre los setos y al ser de noche y estar poco alumbrado le perdimos la vista. Que ilusión ver un animal tan prehistórico!.




Después de ese subidón fuimos a cenar al restaurante del hotel. Pedimos a la carta y mi marido el pobre no estuvo acertado. Pidió una carne de no sé qué, que sabía a rayos. La cena había salido cara y encima no había disfrutado. Eso sí el restaurante espectacular, con su velita, los ventanales con vistas al volcán, toda una locura. Tras el fracaso de cena nos tomamos en el bar dos imperial, nos preguntaron por la cena y les dijimos que mal, así que nos invitaron a otras dos cervezas. Lo agradecimos mucho.

Hechos polvo volvimos a la habitación, como locos al porche a ver si veíamos algún animalito más, pero no hubo suerte así que a dormir. Mañana teníamos un día muy largo.

Día 4. Volcan Arenal
Viernes 25 de Noviembre de 2011

Mi marido fue más madrugador que yo así que cuando desperté le vi sentado en el porche contemplando aquella increíble naturaleza. Hola gordi, mira!- me dice, había un colibrí en nuestro porche que llevaba toda la mañana ahí con sus polinizaciones jejeje. Era precioso, al día siguiente también repitió la visita.






Nos fuimos a desayunar. Un enorme buffet donde nos pusimos morados. El volcán estaba apagadete. Esperábamos ver que echara alguna fumarola pero no hubo suerte, ese día estaba dormidito. Una neblina le cubre prácticamente todos los días por lo que ver su corona es prácticamente imposible. Después de desayunar, fuimos a la habitación, recogimos lo necesario para ir ese día de excursión y a las 9.00 estábamos en recepción esperando nuestro taxi.

De camino a recepción, (ese día no llamamos a Oto) preferimos caminar, nos topamos con un espectacular tucan. Era una absoluta preciosidad, con un pico enorme y colorido nos animó la mañana.


Apareció nuestro taxista, un hombre bastante amable con el que charlamos y que hizo a la vez de guía durante el día. Nos llevó a las termas de arenal, agua caliente natural durante todo el año donde aunque haga 10 grados bajo cero te puedes dar un baño calentito.

Nuestra obsesión eran los animales y animales, en una de estas le comentamos que estábamos decepcionados por no ver cocodrilos en Tortuguero y nos dice. Bueno pero si en el río Tárcoles hay un montón. Cómo??? Pues llévanos, corre, pero estaba de camino a Monteverde así que habría que esperar un día entero. Bueno le agradecí la información y así al día siguiente exigiría verlos al nuevo chófer.

Después de las termas nos llevó a la entrada del volcán arenal. Al llegar sólo había un pequeño chiringuito mal puesto que lo llevaba un chico donde tenía algún libro y agua y coca cola para vender antes o después de la subida.



Antes de emprender el camino hacia el volcán fuimos al baño. Cabañita en mitad de la jungla donde tienes que mirar a todas partes porque puede aparecer desde una tarántula hasta un jaguar o un puma. Imagina lo deprisa que hice mis necesidades. Al salir estaba distraída mientras esperaba a que saliera mi marido cuando de pronto a sólo un metro de mi una enorme serpiente negra y amarilla está a lo largo de un tronco de árbol y con la cabeza mirando hacia mi. Comienzo a gritar,  tenía un miedo atroz, odio las serpientes, y si era venenosa?? Ahhhhh, mi marido al oírme salió pitando el baño y  ni corto ni perezoso en lugar de salvarme de la serpiente como loco empezó a fotografiarla.


Tras eso, comenzamos la subida al volcán. Había una humedad insoportable pero no impidió que nos hiciéramos una caminata durísima de más de 2 horas hasta la cima del volcán. A pesar de la comentada humedad y la dureza del camino, disfrutamos como niños, no había nadie en todo el camino, sólo nos topamos con un tico que llevaba de excursión a un grupo de 6 personas. Al hablar español estuvo un rato con nosotros, le comentamos lo de la serpiente, nos hizo describirla y nos confirmó que no era venenosa, pero eso sí, nos dijo que tuviéramos mucho cuidado y miráramos siempre al suelo porque ni las ves, las pisas te muerden y la cosa igual no acaba bien. En principio nos dijo que tenían remedio para prácticamente todas las especies de serpiente pero al ir solos y no haber nadie por allí si tardas mucho en poner remedio el veneno te invade y por supuesto ponte en lo peor. Que acojone por Dios!. Nos advirtió también que se confunden con las ramas de los árboles y pueden salir por cualquier lado. Ya estaba yo cagada. Bueno, a mirar donde pisamos y ya está. Nos hizo un palo con una rama de un árbol que había por allí a modo de  bastón pero nos advirtió sobre romper o coger cualquier cosa en la selva ya que está todo protegido y te puede caer un buen paquete, así que mejor no tocar nada. Uppsssss (en Monteverde hicimos unos tronquitos de bastón).

Tras la larga subida llegamos a la cima empapados de sudor pero muy satisfechos de aquel trekking. Arriba se encontraba el tico con su grupo lo que nos vino genial para hacernos las fotos de rigor.



Comenzamos el descenso, está vez menos duro al ser cuesta abajo y la mitad de tiempo. Llegamos abajo sedientos, así que compramos una coca cola y mientras esperábamos a nuestro taxista estuvimos hablando con el chico de allí y le comentamos lo de la serpiente. Nos sacó un libro con todas las especies que hay en Costa Rica y nos señaló las venenosas y las que no lo son (recuerdo la falsa coral).
Un ave se posó de pronto allí. Una copetona, nos dijo, un ave cuanto menos bonita y original.


Al rato apareció nuestro chófer que nos llevó a la cascada de la fortuna. Allí pagamos la entrada (no recuerdo, igual 5 dólares, no lo sé), entramos en el baño y esta vez me acompañó un bicho hoja, bastante curioso la verdad.


Para visitar la cascada hay que hacer una bajada de muchos muchos, muchísimos escalones.


La bajada genial pero luego había que subir y jolín con el tute que llevábamos del volcán….. pero son quejitas, la verdad es que mereció la pena. Cuando llegas abajo, aparece frente a ti una cascada enorme con un lago espectacular donde sólo los más valientes (veáse mi marido) pueden osar a bañarse. Con lo cagueta que es mi chico y se atrevió sin pensar. Allí mismo conocimos a una pareja de recién casados de Madrid que también estaban de luna de miel. Compartimos experiencias y charlamos un buen rato con ellos. Lo cierto es que también se bañaron, yo soy lo peor… jejeje. Subimos las escaleras infernales de regreso y el hambre ya apretaba. 






Una vez arriba, llamamos de nuevo a nuestro taxista, nos recogió y nos llevó al pueblo de la Fortuna a comer. Restaurante los Nenes! (totalmente recomendable)


Por favor que gran acierto. Pedimos de primero ceviche (no apto para escrupulosos) contenía pelos, yo un filete de ternera o buey o yo que sé que era, pero más grande que yo y mi marido juntos y él un pez con limón y mantequilla enorme y absolutamente delicioso. Todo acompañado por unas Imperial y un gato tiñoso que nos acompañó durante toda la comida.



Disfrutamos muchísimo de la comida y del día. Después de comer y ya por la tarde decidimos dar una vuelta por el pueblo y sentarnos a tomar un café. 




Qué barbaridad, nos sentamos en una terracita del pueblo y pedimos dos copas de café, con helado, nata y unas oreo que juro no he vuelto a tomar nada más delicioso en mi vida.


Tras este manjar y momentazo dimos otra vuelta por el pueblo, vimos tiendecitas y terminamos comprando unas hamburguesas para llevarnos a la habitación. El día estaba más que hecho y cenar en nuestro porche costarricense con esas vistas, ese pedazo de hotel y esos sonidos de la naturaleza no tenía precio. Y que gran acierto ya que al llegar vimos que nos habían dejado como regalo de luna de miel una botella de vino argentino, rosas y un poema de amor precioso. La cena fue absolutamente perfecta.




Cuando quisimos regresar al hotel, nuestro taxista había desaparecido. Le llamamos pero él dijo que nos iba a llevar otra persona, nos enfadamos un poco pero al final nos recogió otra persona y nos dejó en el hotel perfectamente. Le pagamos a él lo acordado con el otro y mi marido le llamó para confirmar que todo estaba ok.

Tras este intenso y fabuloso día nos fuimos a dormir.

Día 5. Volcan Arenal-Río Tárcoles-Monteverde
Sábado 26 de Noviembre de 2011

A las 8.000 de nuevo en pie. Ahí estaba nuestro colibrí desayunando en nuestros arbustos. Que preciosidad de pajarillo. Que velocidad de alas!!!



De nuevo buffet abundante, llamada a Oto para que viniera a buscarnos, propina ganada y nos dejó en recepción. Allí esperamos cerca de 20 minutos hasta que vinieron a por nosotros. De nuevo una furgonetilla pequeña donde íbamos 6 parejas.

Uno de las parejas en Tortuguero nos contó que había visto un par de tortuguitas recién nacidas ir hasta la playa. Joooooooooooooliiiiiiiiiiiiiin no me lo cuentes que me pongo mala y envidiosisisisisisima. Estaba claro que nuestro guía era tonto del culo, el hotel pasaba de hacer excursiones nocturnas a ver tortugas y que nos había salido todo rana en Tortuguero. Se salvaron los cócteles.

Nada más subir a la furgo le pido y exijo al conductor que nos lleve al tal Río Tárcoles a ver cocodrilos. Me confirma que lo hará y empiezo a disfrutar del trayecto. Por la carretera charlábamos con la gente, intercambiábamos opiniones, nos contábamos la luna de miel, etc, como paisaje un mar Pacífico inmenso en el cual de lejos vimos ballenas. Los paisajes eran de ensueño.

Tras casi 1 hora y media llegamos a Tárcoles. Alaaaa que flipe estaba lleno de cocodrilos, eran todos feos feos muy feos pero era muy emocionante contemplarlos.



Paramos en un sitio para ir al baño que nos separaba de la orilla donde estaban ellos a tan sólo unos metros. Que miedito. Había excursiones con barquita para pasar por donde estaban ellos, pero la verdad que a mi con verlos desde ahí me sobraba y me bastaba. Dan un respeto cuando ves esa enorme boca con tantos dientes y esas enormes colas. Otro animal prehistórico que no ha evolucionado nada. En Tortuguero nos contó el guía que el año anterior uno se comió a un hijo de un pescador, que penita. Son muy agresivos.


Después de tan grande subidón volvimos a subir a la furgo. Hacía muy buen día hoy, la temperatura era perfecta y no había tanta humedad. De camino aún quedaba algo más de una hora y de camino mi marido y yo fantaseábamos con ir a Islandia después de volver de Costa Riva a ver la aurora boreal (jejejeje cosas de la vida 4 meses después allá que fuimos). El camino al salirse de la carretera era incomodísimo, botábamos y botábamos en esa furgoneta hasta el punto de darnos con la cabeza en el techo, cuando hablabas temblaba hasta la voz de los baches, y claro con esas velocidades a las que van… El terreno por tantas lluvias además estaba medio caído y con unos charcos y grietas gigantes. A veces daba mucho respeto y miedo, mucho miedo.

Tras la odisea nos llevaron a la puerta de nuestro Hotel. Hotel gigante en mitad de una montaña donde ahí sí o sí por el interior del mismo necesitabas traslado.


Hicimos el check in y lo primero que hicimos fue ir a buscar allí mismo en el hotel donde contratar Canopy y un taxi que nos llevara a la reserva de Monteverde al día siguiente. En el mismo hotel contratamos el canopy. 16 tirolinas, tarzan swing y rappel. Estaba muy bien de precio y en vista de la altura que tenía el hotel la cosa prometía. Además lo organizaban ellos y me daba mucha confianza. También cogimos el teléfono de un taxista al que llamamos y quedamos con él al día siguiente en llevarnos al Parque de Monteverde y por la tarde devolvernos al hotel por 9 dólares.

Nos subieron en coche hasta nuestra habitación. Esta estaba en lo más alto de la montaña, enclavada en un paisaje de película. En medio de la naturaleza. La habitación con una terraza enorme y unas vistas alucinantes (estábamos en la planta 3 la más alta) y un baño con una bañera gigante. Era todo perfecto.

Llamamos para que vinieran a recogernos y fuimos a comer algo en el restaurante del hotel. Un par de sándwiches y dos coca colas y corre que te corre porque venían a recogernos para hacer Canopy. Pagamos en recepción y fuimos a la puerta a esperar, venga a esperar, venga a esperar y ahí no aparecía nadie. Entramos de nuevo dentro a preguntar, así que avisaron a la organización y resultó que se habían ido sin nosotros. Jolín, corre que te corre cogimos otro coche del hotel  que nos subió hasta lo alto de la montaña para empezar la ruta de tirolinas.

Al subir vimos que había dos parejas y tres chicos que eran los monitores. Acababan de llegar así que llegamos a tiempo para ponernos el casco y los arneses. Nos dieron un curso rápido y básico sobre como desplazarse en tirolina. La ruta iba de menos a más, hasta alcanzar 180 metros de altura y desplazarnos por una cuerda de acero durante algo más de 1 km.



Al principio iba bien, cortitas y sin complicaciones, nuestra mano hacía de timón y a la vez de freno, para no estamparnos al final de la cuerda. Muchas veces frenábamos antes y nos quedábamos colgados a mitad de camino y ni palante ni patras. Fue muy divertido. Además los monitores que eran gente muy joven nos vacilaban continuamente y nos hacían putaditas. Nos lo pasamos de miedo. En una de estas, había que hacer rappel pero como estaban zumbaos te lanzaban al vació a más de 100 metros y te dejaban a la suerte del que había abajo esperándote. La sensación de perder el estómago en el viaje la tenías incluso antes de que te lanzaran. Cuando lo hacían ya ni te cuento. Mi marido como es un cagueta pidió desesperadamente y sin respuesta positiva a sus plegarias que a él no le lanzaran al vacío, pero obviamente no le hicieron caso. Lo que me reí aquel día  no me he vuelto a reír en la vida. 




Nos lo pasamos increíblemente bien. Tras terminar las tirolinas ya sólo quedaba el Tarzan swing y éste sólo es apto para mega valientes. Se rajó todo el mundo excepto el novio de una chica que estaba allí y yo. Me costó cerca de 20 minutos lanzarme al vacío pero al final como eran unos gamberros, me empujaron y una vez que pasas la primera impresión el resto es una pasada. Quedas suspendido sobre una cuerda balanceándote de lado a lado viendo desde lo más arriba posible toda esa selva y naturaleza. Fue un subidón de adrenalina increíble.
Nos despedimos de la gente que eran muy simpática y regresamos a la habitación.

Nos dimos un baño espectacular, nos tomamos unas imperial en nuestra terracita y llamamos para que nos llevaran al restaurante del hotel a cenar. Un buffet delicioso nos esperaba y con el desgaste físico del día devoraríamos.


Antes de esto empezó a llover como ya es común por aquella zona. Y mientras bajábamos con el coche preguntamos al personal de hotel que qué animalitos había por ahí. Mapaches contesta. Qué? Cómo? Mapaches??? donde por favor!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! dice ayer mismo pasaron dos por delante de mi coche cuando bajaba a unos clientes. Alaaaa y hoy dónde están??. Ya como locos nuestra obsesión era encontrarlos. Encima nos contó que unos días atrás se habían dejado la recepción abierta y un buen grupito de trastos se colaron de noche y la liaron parda jejejeje. Tras la cena y con muchos nervioss de ir a buscar los mapaches, nos acercamos a recepción y les preguntamos por ellos al personal del hotel. Acaban de estar aquí una madre y sus crías y se han ido por aquel camino. Corre vamos!!!! Pero era muy de noche y no se veía nada, encima llovía a mares y hacía mucho frío. Dejamos pan que habíamos robado en la cena para ver si venían a por él y conseguíamos verlos, pero tras esperar y esperar bajo el frío y la lluvia no aparecieron. Jooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo, tristes nos fuimos a la habitación pero al día siguiente bajaríamos andando para ver si así nos cruzábamos con ellos.
Agotados y muertos de frío nos fuimos a dormir.

Mil gracias y buenas noches Costa Rica.

Día 6. Monteverde
Domingo 27 de Noviembre de 2011

Nos levantamos temprano porque habíamos quedado con el taxista que nos recogiera sobre las 9.00 am. Nada más bajar a desayunar nos acercamos a mirar el pan que habíamos dejado a los mapaches la noche anterior y había desaparecido……. Jooo que penita se lo habían comido todito y no los habíamos visto.



Después de desayunar comentamos en recepción que íbamos de luna de miel ya que no había ningún detalle en la habitación. Nos ofrecieron darnos la super suite y además estaba más cerca que la otra pero al verla no nos gustó porque no tenía el terrazón ni las vistas que tenía la nuestra. Después, subimos a la habitación, cogimos lo necesario y nos fuimos a esperar al taxi. En seguida apareció. Era un hombre bastante mayor pero muy agradable. Estuvimos charlando con él de camino a Monteverde. La reserva estaba muy cerca, allí nos dejó y quedamos en llamarle a la hora que termináramos para que viniera a buscarnos.

Pagamos la entrada al parque (no recuerdo cuanto era) y empezamos el trekking. Te adentrabas en una auténtica selva. 



No había demasiada gente por allí así que se estaba de maravilla. Nosotros íbamos con la intención de ver muchos animales, bromeábamos sobre si nos encontraríamos un puma o un jaguar y qué haríamos?…. Empezamos la caminata y una vez más por la humedad del sitio se hacía muy duro. Había gente que cogía un guía pero nosotros preferíamos ir a la aventura. A los 20 minutos de empezar nos topamos con un guía que iba con un grupo y me pidió los prismáticos. Me dijo que en la naturaleza y más en la selva hay que compartir. Pues claro, para mi eso en la selva y en cualquier lado así que se los dejé, pero que pasa, le pregunté?? Esto de ser españoles y hablar el mismo idioma que ellos da mucho juego, porque la mayoría de los guías que contrababan los demás nos hablaban a nosotros y nos acoplábamos porque nos entendían a la perfección. Este guía estaba tratando de ver un quetzal. Por lo visto es un pájaro precioso de los más bonitos del mundo. Nosotros no somos mucho de aves así que no habíamos oído nunca hablar de ellos. Resulta que sólo viven en Costa Rica y que son complicadísimos de ver.



Mucha gente se acerca a Monteverde sólo con la esperanza de ver uno. Pues nada, nosotros de afortunados para esas cosas pues no somos, pero ese día era nuestro día de suerte y pudimos verle tímidamente. El guía nos explicó exactamente donde estaba y con nuestros prismáticos pudimos medio verle. Qué bien, algo nuevo, nos íbamos encantados y agradecidos por la gente tan estupenda que son los guías cuando de pronto nos paran una pareja de franceses y nos dicen que justo en frente de ellos en una rama hay un quetzal. Increíble, ahí estaba, con los prismáticos e incluso sin ellos se veía estupendamente.


Era un animal precioso, muy colorido, con un pico chiquitín y muy gracioso y una larga cola de plumas y colores. Lo cierto es que mereció muy mucho la pena verlo. Al rato el guía que antes nos había parado para enseñarnos el quetzal apareció atrás nuestra así que le devolvimos el favor, prestándole a él y a todo su grupo los prismáticos para que pudieran verlo. Nos lo agradeció muchísimo.




Tras este subidon proseguimos caminando y caminando y caminando…. Nos metíamos entre la selva, llena de ramas verdes y plantas impresionantes. De camino sólo nos topamos con mariposas, bichos mil y  un milpiés. Poca cosa.



Al rato subimos por una cuesta y había otro guía con una pareja contemplando algo. Que miráis preguntamos?? Y nos enseñó un perezoso. Ala que chulo, pero de esos ya habíamos visto, nosotros queríamos más y más animales diferentes. Le dimos las gracias y proseguimos el camino. De pronto nos perdimos y estábamos solos en mitad de esa naturaleza sin saber dónde íbamos. Con esa tremenda humedad íbamos deshidratados, de pronto nos topamos con los restos de huesos y pelo de un perezoso.



Probablemente hacía tan sólo unas horas que algún depredador más bien grande se lo había comido. Pobrecito me dio mucha pena pero nos entró un pánico por el cuerpo tremendo. Perdidos sin nadie alrededor sin saber cuánto quedaba de camino para salir del parque y con esos restos comidos… no sabíamos qué final nos esperaba. Agotados de subir y subir escalones, cuestas, pasar por puentes, apartar ramas y plantas, mi marido miró a un lado y al otro y cortó unas ramitas para hacernos un palo y apoyarnos, íbamos con las mochilas y estábamos agotados, la humedad hacía el rasto para dejarnos sin respiración. Ufff menos mal que nadie nos pilló si no nos hubiera caído un buen paquete. Tras 2 horas de caminata por fin vimos a dos personas que cuidaban el parque a las que preguntamos por la salida. Nos dijeron que quedaba poco… Poco???? Por Dios si todavía quedaba más de media hora!!!. Encima a ratos llovía…. Toda una odisea.


Extenuados llegamos a la salida. Agua por Dios y algo de comer!!!!!!!!!!!!!!!. Habíamos pasado más de 4 horas entre esa jungla. Se me olvidó tirar el palo antes de salir y los que trabajaban allí me miraron con una cara de pocos amigos que lo abandoné en un rinconcito muy lentamente e intentando disimular.

Vamos a comer algo por favor!!! Así que nos acercamos a una especie de restaurante que hay allí, sólo hay uno y nos sirvieron unos sándwiches y una coca cola. Suficiente para reponer fuerzas. Fuera del local había decenas de colibrís, todos preciosos con sus alitas moviéndose tan deprisa y bailoteando mientras comían o simplemente jugaban. Nos sentamos allí un rato a observarles.





Llamamos al taxi para que viniera a por nosotros. En 20 minutos quedamos allí en la puerta. Se nos acercó un taxi y nos dijo que fuéramos con él. No no no, hemos quedado con nuestro abuelillo entrañable así que no nos times. Se quería llevar él la carrera. A los minutos apareció nuestro taxi. Subimos y le contamos nuestro día, él nos contaba historias y leyendas que la verdad, no entendimos nada pero nos entretuvo todo el camino. Al final por 9 dólares nos llevó al parque y nos devolvió al pueblo.

Subimos al hotel andando y agotados llegamos a la habitación, preparamos un baño calentito y a disfrutar de nuestra merecida luna de miel. El día había sido de 10.

Entre unas cosas y otras se hizo de noche y era hora de cenar. Después de la mala experiencia de la noche anterior esperando a los mapaches esta vez decidimos linterna en mano bajarnos toda la cuesta desde nuestra habitación hasta el restaurante andando a ver si teníamos suerte de toparnos con ellos.

Mirábamos de lado a lado, buscábamos entre los árboles, las plantas pero no hubo suerte. Jolín yo ya estaba a punto de tirar la toalla.

Llegamos al restaurante, cenamos un buffet delicioso y después salimos a ver si los veíamos. Preguntamos en la caseta del guarda y nos dijo que acababan de pasar.. No me lo puedo creer! Yo ya pensaba que nos estaban tomando el pelo porque no era normal. Subimos en coche a la habitación pero ya sin esperanza alguna. Una vez dentro a dormir.

Día 7. Monteverde-Manuel Antonio (3 días). Manglares…
Lunes 28 de Noviembre de 2011

Nos despertamos temprano como siempre y el paisaje era de ensueño, todo el verde de la selva con una neblina espectacular. Te sentías libre respirando aire puro y lo más cerca de rozar la felicidad completa. Me hubiera quedado allí para siempre.


Bajamos a desayunar en coche y a las 10.00h. Venían a recogernos para trasladarnos a Manuel Antonio. Allí pasaríamos nuestros tres últimos días de tan increíble viaje.

Puntuales vinieron a por nosotros. Una furgoneta tipo jeep con 3 parejas más en su interior. El traslado de vuelta fue nuevamente muy divertido. No hacíamos más que botar en la zona rocosa y arenosa ya que conducían a su estilo tico jejeje.

Por el camino enseñamos el video del Canopy a una pareja que también iban de luna de miel y se alojaron en el mismo hotel que nosotros en Manuel Antonio.

Nos meábamos de risa con el video de mi marido. Contamos nuestras aventuras con el tarzan swing y hablamos de las visitas de cada uno a Monteverde. El viaje se pasó volando.  Atravesamos ya una carretera y pudimos ver de lejos bordeando el Pacífico una ballena que salía del agua. Pensamos ufffffff que maravilla, lo que nos espera… (más ganas en ese momento nos entraron de ir a Islandia).


Al cabo de un par de horas llegamos al hotelazo de Manuel Antonio. Enclavado en mitad de la naturaleza y a un paso del Pacífico. El servicio era increíble y el hotel más lujoso en el que había estado en mi vida y probablemente volvamos a estar.

Al llegar nos dieron una bebida fresquita y nos indicaron que había servicio gratuito de autobuses que te trasladaban hasta el pueblo o hasta la playa a ciertas horas del día. Genial porque así nos llevaban hasta el pueblo y de ahí iniciábamos nosotros a nuestro rollo la excursión por el Parque de Manuel Antonio.

Oímos que la otra pareja decía que iba de luna de miel y oímos que les daban la zona exclusiva. Oye oye que nosotros también jolín. Yupi por primera vez lo conseguimos.

Nos trasladaron en una especie de carrito de golf hasta nuestra habitación.

Esta resultó ser 10 veces nuestra casa, cuarto de baño, bañera, ducha, en una zona donde había un recibidor enorme, un tocador y un baño abierto, una cama King super size, una zona con cocina donde nos esperaban fresas con chocolate, y una terraza con un enorme jacuzzi y vistas al Océano Pacífico. Dios mío, era absolutamente perfecto!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.



Estábamos viviendo un sueño!!!!!!!!!!. Al rato llaman a la habitación y nos dicen que tenemos un restaurante, piscina y bar reservado  para los que estamos alojados en esa parte del hotel. La reservada y exclusiva (me sentía una famosa jejej). Si queríamos también podíamos comer en el otro restaurante con la clase media jejejejejejejejejeje. Igual otro día nos acercamos jejejejje. Pues allá que vamos. Resultó que solo la otra pareja y nosotros ocupábamos en ese momento esa zona así que estábamos solos y felices. Bajamos corriendo y un camarero en exclusiva para nosotros nos trajo la carta y nos dijo que qué queríamos. Nos sentamos en una barra enfrente del océano y nos pedimos un par de cócteles. Ummmmmmmm estaban deliciosos!!!!. Pedimos que nos hicieran una foto porque nadie se iba a creer lo que estábamos viviendo. Ni siquiera nosotros mismos.


Pedimos un arroz con verduras y unas quesadillas. Madre mía que delicia! estaba todo buenísimo y solo para nosotros!!!!!!!!!!!!!!!!!. Comimos genial y nos fuimos un rato a la habitación a disfrutar de esta también, menuda casita jejejeje. Nos comentaron que había por la noche de 6 a 7 hora feliz (yupiiiii) ya teníamos plan y además room service que te traía la cena a la habitación. Madre mía que tres días más espectaculares nos esperaban por delante!!!.

Tras una mini siesta nos levantamos y fuimos a hacer una ruta de senderismo por el hotel. Fue maravilloso, vimos todo tipo de animales, viven ahí mismo alrededor del hotel, sientes que estás invadiendo su espacio. Fue muy emocionante, nos topamos con perezosos machos y hembras, iguanas, tucanes, y todo ello junto a unas vistas impresionantes al océano.





Tras un rato jugando a ser Frank de la jungla decidimos ir al hotel a cambiarnos y tomar un 2x1 antes de cenar. De pronto un rugido enorme nos dejó petrificados en el sitio. No había sentido tanto miedo en mi vida. Fue un rugido de advertencia porque está claro que por suerte seguimos aquí.

Cuando pudimos cerrar la boca y dejar de temblar subimos a la habitación. Nos duchamos y cuando ya estábamos medio preparados para salir a tomar algo y yo me encontraba en el baño oigo a grito pelado: cariño los mapaches, los mapaches, corre, corre, son mapaches, sin subirme ni las bragas corrí atravesando los 150m2 de suite y me asomé a la terraza donde estaba mi marido con la mayor sonrisa y nervios que había visto en mi vida. Donde dónde por favor, dónde están? Dios los nervios me impedían ver, tenía hasta la vista borrosa!!. Ahí mismo, mira cuenta, 1, 2 y 3, 3 columnas, ahí están!!!!!. Pero sigo sin verlas, otra vez repetía, 1, 2 3 columnas ahí. Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii los veo, dios mio, nos fundimos en un abrazo enorme de alegría. Por fin los habíamos visto, están justo ahí debajo de nosotros!!!!!!!!. Corre que te corre cogimos la linterna, bajamos corriendo y los seguimos!!!! Al bajar ya se habían ido, jooo. Bueno al menos los habíamos visto. De pronto nos sentamos a tomar un cóctel cuando de la nada aparece un mapache, mis piernas temblaban y la ilusión era enorme. El gracioso animal se subió a nuestra silla y empezó a olisquear mi paquete de tabaco y nuestros cócteles, jajaaj que divertido y pillín era!!!!!!!!!.


Se quedó un ratito por ahí hasta que los pobres empleados del hotel intentaban alejarlo sin éxito. Es la lucha de todos los días decían jajajaja. Que trastos son!!! Se las sabían todas. Con una emoción como en la vida y repletos de fotos del animalito nos acabamos el cóctel y subimos a la habitación.

Pedimos que nos trajeran unas fajitas y una hamburguesa. Teníamos unas imperial que habíamos comprado en la tienda del hotel y cenamos en nuestra enorme terraza con esas vistas tan impresionantes. Nos acompañaron unas cuantas salamandras y disfrutamos muchísimo. Había sido un día perfecto!!! Por fin creía en la felicidad absoluta!.

Buenas noches Costa Rica y muchísimas gracias por todo lo que ofreces.

Día 8. Manuel Antonio Manglares…
Martes 29 de Noviembre de 2011

A las 5.00 am. los monos aulladores se encargaron de despertarnos. Parecía que estaban compartiendo cama con nosotros. Están locos, que ruidos hacen, menuda escandalera!!!. Salimos corriendo a verlos y estaban justo enfrente de nuestra habitación entre las ramas. Se intentaban ocultar pero les veíamos perfectamente. Yo creo que estaban contratados por el hotel para hacer de despertador y nos obligaran a meternos en la ducha y quitarnos las legañas..



Bajamos a desayunar, un desayuno por cierto increíble, en la terraza del hotel entre tanta naturaleza y con decenas de iguanas acompañándonos en el desayuno.

Tras esto, fuimos a recepción a preguntar a qué hora salían autobuses que te dejaran en el pueblo de Manuel Antonio para ir a visitarlo.

A las 9.00h. tenéis uno. Pues perfecto, cogimos nuestra mochilita, cámara y dinero para luego tomar algo por el pueblo y allá que nos fuimos.

El recorrido desde el hotel hasta el pueblo fueron apenas 25 minutos, eso sí, todo cuesta arriba (como para haberlo hecho andando, ufffffffffff). Bajamos del autobús y fuimos movidos por inercia, comenzamos a caminar por un sendero hasta que llegamos a la puerta de entrada del parque. Allí como en la mayoría de parques naturales en Costa Rica, decenas de guías te ofrecían sus servicios para visitarlo. Nosotros una vez más, preferimos aventurarnos solos. Pagamos la entrada (tampoco recuerdo lo que nos costó).

El Parque de Manuel Antonio es simplemente espectacular. Recorrerlo es muy sencillo, éste a diferencia de Monteverde está muy bien señalizado. No hay tanta humedad y su recorrido se hace por unos senderos adaptados a todo el mundo.

Nada más entrar, nos cruzamos con un ciervo precioso. 



Comía por allí a sus anchas sin importarle que estuviéramos nosotros. Seguimos avanzando y nos topamos con unos cangrejos muy curiosos. Al seguir avanzando aparecían los primeros monos carablanca.




Tras un ratito sin ver animales, nos adentramos por la zona de la playa. Allí pudimos ver a un perezoso de dos dedos durmiendo entre las ramas de un árbol, con la cabecita metida entre sus largos brazos. Lo más curioso es que la altura del árbol era muy bajita, pero a él parecía no importarle. La gente andaba por ahí paseando, hablando, o incluso bañándose en el mar y él ni se inmutaba. Tras observarle un ratito a ver si se despertaba y ver que no (obviamente) proseguimos nuestra caminata.



Nos acercamos a otra parte de la playa y allí nos encontramos con una mariposa espectacular, un ermitaño y múltiples cangrejitos escarbando en la arena. Eso sí, una vez más, ni rastro de tortuguitas.





Iguanas, más monos, cangrejos, perezosos, aves...




De pronto… pero mira!!!! Le teníamos delante de nosotros, haciendo de las suyas. UN MAPACHE!!!!!!!, en este caso era Mapacha. Revolviendo la basura, buscando que comer y llevarle a sus crías.



Se nos quedó mirando como diciendo. Ups!! Me han pillado. Jaja que animal tan divertido. Bueno nuestra felicidad era ya infinita!!!.



Con el subidón, recorrido gran parte del parque y con el hambre acechando nuestros estómagos, salimos del mismo y nos fuimos a una terracita a tomar algo: Nachos con queso y dos imperial bien frías. Bua! Que momentazo tan increíble. La comida estaba riquísima, había visto un mapache tan cerca que hubiera podido acariciarle, el parque era precioso y el día más. Además, aún nos quedaban dos días por delante.

Cuando acabamos de comer, empezó a llover sin control, así que nos quedamos en una tienda debajo del techo a esperar que aquello terminara. Pero no lo hizo en todo el día, así que fuimos a una tiendecita, compramos víveres y vimos como un autobús del hotel se paraba en el pueblo, así que fuimos hacia él y nos dijo que era el último autobús ya y que regresaba al hotel. Uffff menos mal, que suerte.


Agotados pero satisfechos llegamos a la habitación. Nos duchamos y de pronto oigo un ruido por el largo pasillo de la zona donde estaba nuestro cuarto. Salgo y no veo nada, así que aviso a mi marido y sale él por la puerta delante de mi. Cuando llegamos al final del pasillo nos topamos con la familia Mapache. Mamá mapacha, papá mapache y dos mapachitos. Fue increíble como reaccionaron. Al sentirnos, se quedaron petrificados en el sitio (como cuando juegas al escondite inglés). Con la pata levantada como si les tocara dar el siguiente paso y mirando de frente sin pestañear. Cuando quise decir algo, mi marido había corrido y me había dejado sola frente a ellos, no había cerrado la puerta de la habitación de milagro y no me le encontré subido a la lámpara yo no sé ni por qué…. Jajajaja, vaya tío como para haberme defendido de alguna fiera…. (él dice que no fue así, pero sí fue así jejejeje).

Después de la anécdota, bajamos al 2x1 del hotel y ya curioseamos las excursiones que ofrecía el hotel. Pensamos en hacer rafting, ir a ver ballenas (pero esto lo dejaríamos para Islandia) o ir a ver los manglares. Pues sí, va a ser eso. Así que fuimos a recepción y reservamos la excursión para el día siguiente. Consistía en recogernos a las 6.00 am. Llevarnos a desayunar y visitar los manglares y te dejaban de vuelta sobre las 13.00h.
Perfecto.

Nos tomamos nuestra piña colada, volvieron los mapaches a visitarnos y nos subimos a la habitación. Service room. Dos hamburguesas y dos Imperial en nuestra amada terraza y a dormir.



Buenas noches Costa Rica.

Día 9. Manuel Antonio -Manglares…
Miércoles 30 de Noviembre de 2011

A las 5.00am sin despertador porque los aulladores ya se encargaron de despertarnos, bajamos a recepción. Nos dijeron que no desayunaramos ya que en la excursión nos daban de desayunar, pero con ese buffet del hotel no nos pudimos resistir jejeje. Así que desayunamos y fuimos a la recepción donde una furgoneta nos esperaba para llevarnos a los manglares. Ibamos un grupo de 10 personas no más, un conductor y un guía que nos iba contando curiosidades de Costa Rica. Nos contaron que no hay ejército en el país y todo el dinero se emplea en sanidad y educación y que son gratuitas. Que es un país apoyado totalmente por EEUU, habló de la protección y ayuda que hay con las tortugas (yo lo llamo  farsa). Durante el trayecto el paisaje era increíble, tan verde, con el mar de fondo, digno de un sueño. Tras 50 minutos llegamos al destino. Era una especie de embarcadero donde primero nos dieron fruta y un café para desayunar y luego nos subimos en una minúscula embarcación de madera donde navegaríamos durante más de 3 horas por los manglares. De camino, monos, garsitas, tortugas, serpientes, caimanes, un oso hormiguero.. vimos bastante fauna y probamos un fruto que ofrece una especie de árbol de allí y que comen los monos porque les encanta.








Durante el trayecto nos dieron mucha información sobre los tres tipos de manglares.


Igualmente nos contaron que si alguien osa a cortar una ramita le cae cárcel durante años además de una cuantiosa multa imposible de pagar. Que miedito… (recordé de nuevo el palito de Monteverde). Nosotros por si acaso ya no volvíamos a tocar nada más.






Después de los manglares salimos a mar abierto pero había mucha corriente así que tuvimos que regresar.




De nuevo al embarcadero, y nos deleitaron con un sabrosísimo casado. Jejeje era ya la tercera vez que desayunábamos (pero no la última). Recogimos y nos llevaron de nuevo al hotel, así que como el buffet seguía abierto nos tomamos otro zumito y unos dulces en la terracita (si es que se estaba tan bien).



Nuestro compañero de desayuno. Vivía en el hotel con todos nosotros.

Como aún era temprano preguntamos en recepción si había posibilidad de que nos llevaran hasta la playa del pacífico. El recorrido era demasiado empinado y no sabíamos muy bien cómo se iba. Nos dijeron que salía un autobús con destino a Manuel Antonio pero que les pidiéramos que nos dejaran en el sendero que conducía a la playa del hotel. Así que bañador, toalla, agua y patatitas en mano nos subimos al primer autobús que pasaba por allí. Nos dejaron en la carretera por donde discurría un sendero sin señalizar. Nos embarcamos ahí los dos sin saber donde terminaríamos. Entre ramas y animales caminamos más de 30 minutos. Por el camino nos topamos con unos aulladores que no los debió hacer mucha gracia nuestra presencia porque tras estar contemplándolos un rato y hablando de ellos se enfadaron pusieron dos de ellos sus culos en pompa justo encima nuestra y empezaron a mear los muyyyyy. Menos mal que lo esquivamos jejejeje. Por fin alcanzamos la playa.





Era absolutamente espectacular, para nosotros solos, no había nadie.


Pusimos nuestras toallas en la arena y a disfrutar del paisaje. Mi marido más osado que yo (para el agua porque para las fieras no jejeje) se metió en el mar pero tenía una fuerza el agua tremenda, así que salió rapidito. Vimos pelícanos y por ahí andaban trasteando los aulladores. Por Dios que cansinos son no paran de hacer ruido y protestar. Nos tomamos unas patatitas, una botellita de agua y nos tumbamos un rato al sol-sombra (porque estaba bastante nublado). Nos quedamos contemplando aquello durante algunas horas hasta que decidimos volver.





Recorrido de vuelta por el sendero con sus monos, cangrejos y animalitos varios (entre ellos gallinas por todas partes). 



Llegamos a la carretera con tan buena suerte que pasaba un coche tipo jeep en ese momento. Le paramos, el pobre paró en seco, y le dijimos si nos llevaban de vuelta al hotel. Así que muy amables nos llevaron de vuelta hasta la recepción.

Una vez allí nos fuimos a una de las terracitas del hotel (hoy no a la exclusiva de lujo jejeje, si no a la normal) y nos tomamos unas coca-colas y nos pedimos unas quesadillas. Estaban de miedo.
Por la tarde nos echamos un rato la siesta porque estábamos reventados y al despertarnos nos fuimos a dar una vuelta por la jungla del hotel.

Una vez más, nos topamos con todo tipo de animales. Nos encontramos con un empleado del hotel y nos enseñó la diferencia hasta entonces desconocida entre un perezoso niño y un perezoso niña. Me encantó porque yo al ver la raja que tienen en la espalda me asusté mucho, pero eso es lo que les identifica.. uff menos mal.



Tras la caminata  y ya con toda la pena del mundo porque al día siguiente era sólo de traslado hasta San José nos subimos a la habitación. Tuvimos un momento jacuzzi en la terraza con esas vistas, con el agua calentita y las burbujas y pedimos nuestras ya habituales hamburguesas, si es que estaban tan deliciosas!!!!!.





Te las servían en dos platitos con su lechuga y tomate, sus patatitas fritas en otros cuenquitos, una bandejita con salsas de mayonesa, barbacoa, kétchup… y un jarrón con unas florecitas.

Pues resultó esa noche que tardaron muchísimo, y al cabo de una hora llamamos para ver que había pasado. Y resultó que se habían olvidado del pedido (y eso que estábamos en zona VIP). Así que se disculparon y nos invitaron a otras dos hamburguesas con sus patatitas, florero, salsas, etc… Jajajaja 4 hamburguesorras para cenar al precio de 2, nos salió redondo.

Después de cenar, hicimos la maleta snif snif porque al día siguiente alguien vendría a recogernos.

Día 10. Manuel Antonio – San José
Jueves 1 de Diciembre de 2011

Nos despertaron como cada día los aulladores, bajamos a desayunar y fuimos a recoger las maletas. Una persona del hotel nos vino a recoger con su carrito de golf para llevarnos a recepción. Una vez allí, al hacer el check out nos entregan la factura y vemos 10 dólares de más. Y estos 10 dólares? Preguntamos. Son para pagar el cableado que se coloca en los árboles de los pueblos y de la selva para que los monitos salten de un lado a otro y no se electrocuten. Perdon????? Pues sí, pues sí, que íbamos a hacer, dejar que los monitos carablanca les pasara algo? Pues no, así que los pagamos. De pronto leemos también, otros 5 dólares para varios. Varios? Que varios? Pues para pagar los ordenadores de los colegios. Madre mía, 10 dólares para monitos y 5 para ordenadores, no me salían las cuentas, pero vamos que los pagamos también por supuesto.

Menos mal que no dijo nada de los perezosos porque ya nos veíamos donando 15 otros 15 dólares más para ponerles un ascensor que suba y baje de los árboles…

Pagada la factura, los ordenadores y el cableado salimos a la calle a esperar a que alguien preguntara por nosotros.



Al cabo de 30 minutos un señor bastante peculiar nos dijo. Vais a San José?? Sí, le dijimos. Y nos subimos con él… Pero estábamos locos o qué? Si ni siquiera iba identificado ni nos dijo que fuera de la agencia del corte inglés. Podía llevarnos a donar nuestros órganos a algún sitio. Bueno, así teníamos más aventura hasta el último minuto.

El trayecto hasta San José duró casi 4 horas. Fue agotador. Todo iba bien (excepto la conducción como siempre) cuando oímos que coge un cachivache y dice: llevo la mercancía. Mi marido y yo nos miramos y sin decir nada pensamos… hasta aquí, este es el fin. Al rato dice por radio: Sí, la mercancía preparada, la dejo en akdjfajdfadf (no entendimos que dijo). El acojone empezó cuando se desvió por un sendero muy raro que parecía que no llevaba a ninguna parte. Pero por suerte, no nos tocaba ese día, apareció un letrero que ponía Aeropuerto.. Ufff respiramos hondo, muy hondo.

Bajamos del coche y nos fuimos al mostrador de facturación. Habíamos cerrado las maletas con precinto de plástico por aquello de no llevarnos sustos a España cuando llegamos al mostrador de Iberia y nos dicen que llevamos exceso de equipaje y que tenemos que pagar 50 dólares. Pero qué dice este loco?? Así que desprecintamos la maleta, sacamos cosas y las repartimos para que el peso fuera el correcto. Una vez hecho esto, nos dicen que no hemos pagado la tasa de salida. Pero que tasa? Un mostrador enorme sólo para pagar la tasa de salida del País. 45 dólares por cabeza para Salir de allí. Madre mía, el país había resultado bastante caro al final.

Pagamos la correspondiente tasa, facturamos, pasamos el control y embarcamos.

Ya subidos al avión sólo nos quedaba morirnos de pena porque este gran y espectacular viaje había llegado a su fin.

Sólo nos consolaba que aún nos quedaban 7 días de vacaciones por delante para disfrutarlos en la playa en España.

Tras algo más de 11 horas de vuelo, aterrizamos en Barajas.

La aventura se acabó. Muchísimas gracias Costa Rica por habernos ofrecido tantas emociones y sensaciones.

Sin lugar a dudas, Y CON MUCHO GUSTO, volveremos a ir. Tenemos pendiente ver las tortuguitas.

Hasta Pronto.






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