LO MEJOR: La Pagoda del Perfume,
la Bahía de Halong, los Templos de Camboya, el Restaurante Quan An Ngon en el
centro de Hanoi, Treking en Sapa, la calidad de los hoteles.
LO PEOR: 26 horas de vuelo, la
humedad, la salubridad, los pasos de cebra, las ratas, las cervezas calientes,
los pueblos vietnamitas de pescadores en Halong y en Camboya, que comen perro,
la pérdida del IPod.
LO MÁS DIVERTIDO: Camarero en
Camboya que nos abrió durante tres días seguidos una botella de vino, tanto en
la habitación como en el restaurante del hotel. Recuperar el Ipod en Madrid 20
días después.
A DESTACAR: Vietnamitas hablando
en Cubano y que les guste bailar salsa y reageton. Las propinas para darles
ánimo en su trabajo.
PENDIENTE: Visitar los restos de
la guerra.
“ Vietnam y Camboya”
Hemos visitado: La Montaña del
Perfume, situada en la provincia de Ha Tay, a unos 70kms al suroeste de la
ciudad de Hanoi. La Pagoda del Perfume, construida a finales del S. XVII, y
que, posteriormente, se vio engrandecida por la construcción de otros pequeños
templos más pequeños.
Tour por Hanoi, ciudad asiática
con bulevares llenos de árboles, arquitectura colonial francesa, lagos
apacibles y templos orientales. Visita al Museo de Etnología; la Pagoda
Un-Pilar (situada en el centro de un estanque); el Templo Ngoc Son, en el Lago
Hoan Kiem; y el Templo de la Literatura, fundado en el siglo XI y considerada
la primera universidad del país.
Lao Cai, Sapa, aldea Taphin, valle de Moung Hoa y el impresionante mercado de Lung Khau Nhin,
la villa de la etnia Hmong.
Hemos estado en la frontera Ha
Khau, entre China y Vietnam.
Halong Bay: declarada Patrimonio
de la Humanidad por la UNESCO, con más de 3.000 isletas repartidas en una
superficie de 1.500 kilómetros cuadrados. Visitas por la bahía, a bordo de un
junco (Indochina Sails)
Camboya: Siem Reap: South Gate Angkor Thom. Los templos de
Bayon, Baphuon, Phimeanakas, Elephants, Terrazas Leper King y Templos Ta Phrom.
El templo de Angkor Wat,
construido en la primera mitad del siglo XII y el más grande e importante en el
complejo de Angkor.
Templos Pre Rup, Prasat Kravan,
Banteay Kdei, Ta Keo y Chau Say Tevoda. Neak Pean y Preah Khan.
El lago Tonle Sap, visitando
también su pueblo flotante y el centro de artesanía de cantería "Artisans
d'Angkor” formado por disminuidos físicos y financiado con ayuda de la Unión
Europea.
VUELOS:
Madrid-Doha: Qatar Airways
Hanoi - Siem Reap: Vietnam
Airlines
Siem Reap – Bangkok: Bangkok
Airways
Bangkok – Doha: Qatar Airways
Doha – Madrid: Qatar Airways
TREN:
Hanoi - Lao Cai. Victoria Train
Express (Deluxe Cabin)
HOTELES:
Hanoi: Hotel Sofitel Plaza Hanoi.
www.sofitel.com
Sapa: Hotel Victoria Sapa.
www.victoriahotels-asia.com
Halong Bay: Junco Indochina Sails.
www.indochinasails.com
Angkor: Hotel Victoria Angkor.
www.victoriahotels-asia.com
Ayuda Preparación del Viaje:
Loney Planet, foro viajeros, diario de viajes, agencia de viajes Bolívar.
Yo estaba bastante reacia desde
el primer momento a realizar este viaje, ya que el Continente Asiático no es
que atraiga especialmente, pero a mi marido le hacía mucha ilusión conocer una
cultura diferente y tocar por fin suelo Asiático. Así que, qué mejor forma de
hacerlo que aterrizando en Vietnam, un país lleno de historia, con una cultura
tan diferente a la nuestra y con unos espectaculares paisajes de arrozales.
Para completar el viaje visitaríamos Camboya. Poco sabíamos de este país pero
sin duda no nos decepcionó.
Día 0-1. Madrid-Hanoi
Sábado 13 de julio de
2013/Domingo 14 de julio de 2013.
Esta vez decidimos contratar
nuestra agencia de viajes de confianza. Así que tras unos meses trazando la
ruta nos decidimos por visitar Hanoi, Norte de Vietnam y templos de Camboya.
El viernes 12 de julio por fin
empezaban nuestras merecidas vacaciones. Hicimos nuestras maletas y el sábado a
las 15.00 h. estábamos en Barajas rumbo a Hanoi.
Cogimos un taxi en el barrio y el
conductor era un rumano que nos amenizó el trayecto contándonos la mafia de
taxis que hay en Madrid y en concreto en Barajas. Como siempre nos cobró 35€.
Una vez en Barajas, fuimos al
mostrador de Qatar, no íbamos a facturar pero resultó que mi maleta tenía
exceso de peso, así que a punto estuvimos de dejar ropa en el aeropuerto, pero
por suerte y al confesar que llevaba más de un kilo en revistas del corazón, y
otro en golosinas, aceptaron que no facturara. Primera prueba superada, ya
veríamos a la vuelta. Tras esto, pasamos el correspondiente control. Todo
correcto.
Al estar en la T4 nos tocó coger
la lanzadera que se tarda en total 25 minutos hasta llegar a la puerta de
embarque correspondiente. Por suerte íbamos con tiempo. Al llegar nos tomamos
unas patatas, unas cocacolas y una napolitana de jamón y queso que habíamos
comprado en el Súper esa misma mañana. Después de desayunar, preguntamos si
cambiaban euros a Dongs (moneda vietnamita) pero nos dijeron que sólo en
destino.
Enseguida llegó la hora de
embarque. El vuelo iba a ser bastante largo, ya que hacíamos 1 escala en la
ciudad de Doha y una parada técnica en Bangkok. Total horas de viaje: 26 horas.
Por suerte la compañía aérea era
estupenda. Teníamos suficiente espacio para las piernas, ninguna sensación de
agobio y además con televisión
individual (eso cuando me funcionaba).
En el primer vuelo Madrid-Doha,
nos tocó de compañero un madrileño que nos contó que iba a India los próximos 5
meses a ver si podía montar un colegio allí. El viaje fueron 7 horas pero no se
hicieron muy largas. En cada asiento había cascos, y una bolsita con un cepillo
de dientes, un antifaz y unos calcetines. Nos los pusimos y a ver la tele un
rato. La bolsita y el cepillo de dientes con su pasta poco tardó en estar en mi
maleta. Los nuestros y los de los asientos vacíos claro. La comida no era buena
pero con el hambre que llevábamos nos daba igual comer cualquier cosa.
Por fin aterrizamos en Doha,
curioso aeropuerto. Allí hicimos una escala de unas 3 horas, pero se nos pasó
bastante rápido viendo a la gente pasar.
Volvimos a embarcar y esta vez
con destino Hanoi, aunque con parada técnica. Nos esperaban por delante 10
largas horas. En esta ocasión y al ser las 3 de la madrugada nos tomamos una
dormidina y se nos pasó muy rápido el vuelo hasta Bangkok. Allí estuvimos 2
horas parados mientras limpiaban el avión y cambiaban la tripulación.
Otra vez de vuelta al aire y
ahora sí que sí tan sólo nos quedaba 1 hora y media de vuelo hasta el destino.
Ya en ese avión empezamos a tomar contacto con la cultura vietnamita ya que
prácticamente el avión iba repleto.
Por fin a las 16.00 h. del día 14
de julio aterrizamos en Hanoi. Tuvimos que ir al control de inmigración a que
nos hicieran el visado. Fue ahí donde ya nos dimos cuenta de donde estábamos.
En aduanas, había mucho personal
trabajando y con una desorganización tremenda. Nos dieron el visado tras casi
dos horas de espera, y eso que habíamos llegado los 4º a la cola.
Cruzamos el control y nos pusimos
a buscar el cartelito donde anunciara nuestros nombres. Pues ni idea yo no veo
nada y tu?? Yo tampoco. De pronto se acerca un chico y nos dice que si somos de
Asian Continental, ah pues ni idea pero como nos suena de algo pues nos vamos
con él. Confirmado, éramos nosotros. Cruzamos la puerta del aeropuerto y…. por
Dios!!!!!!!!!!!!!!! Menudo bofetón en toda la cara, se nos pegó la ropa al
cuerpo y ya no se despegó hasta la primera lavadora en Madrid.
Pero qué es esto?? Dónde
estamos??? Una humedad que no te dejaba ni respirar!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Y hoy hace bueno nos dice el guía...pero que dices!! Empezamos a sudar en ese
instante y ya no paramos hasta el 24 de julio en Barajas… Insufrible!!!!!!!!.
Nos recogen en un coche muy grande un conductor bastante simpático pero que no hablaba ningún idioma que no fuera el suyo, así que a base de sonrisas nos pasaríamos los próximos 8 días.
Una vez con el cinturón abrochado
se presenta nuestro guía. Fung un chico de 30 años que había aprendido a hablar
español en los 7 años que vivió y estudió en Cuba. Con él, pasaríamos los
próximos 8 días y nos acompañaría en todas nuestras excursiones en Vietnam.
Nos preguntó si viajábamos de
luna de miel. –No, contestamos, ojalá aunque se puede considerar una segunda
luna de miel dijimos (jejejeje o una quinta porque después de Costa Rica, hemos
ido a Islandia, a Tanzania a Perú y ahora a Vietnam… pero bueno). El caso es
que la compañía por ir de luna de miel nos tenía preparado un regalo. Nos lo
entregó y nosotros ya felices como niños pequeños deseando abrir el paquete que
llevaba un enorme lazo.
Durante el trayecto al hotel, nos
contó el programa del viaje. Una vez aclarado todo, comenzó a hablarnos del
país, de la capital, de su modo de vida, de cómo se ganan la vida
principalmente, de la gastronomía (tienen un principio básico: AQUÍ SE COME
TODO LO QUE SE MUEVE. Y dimos fe de ello…Nos hizo una gran introducción sobre
lo que encontraríamos los próximos días. Para mi gusto se le olvidaron
bastantes detalles que ya fuimos por nosotros mismos descubriendo pero la
verdad es que fue bastante interesante.
Nuestro primer encuentro fue el
caótico mundo de las motos. La gente se cubre el cuerpo para que no les de el
sol y estar más blancos cuando transitan por la calle o se trasladan en sus
motos y al mismo tiempo se cubren con una máscara la cara para no respirar la
contaminación tan grande que hay en la ciudad. Juro que es absolutamente
caótica. Lo siguiente fueron los pitidos. Pitan para absolutamente todo, la
contaminación acústica te vuelve loco de remate.
Empezamos a ver ya desde el
aeropuerto los primeros arrozales y la cantidad de gente y bueyes que hay
trabajando en tan extensos campos.
Por fin y después de atravesar la
locura de ciudad en la que no hay ni reglas ni normas de circulación llegamos
al hotel. El Hotel Sofitel. Un hotel enorme y muy bien ubicado a 10 minutos del
“centro” de Hanoi.
Hicimos el check in con Fung y
nos informó de dónde podíamos ir a cenar esa noche con un planito de la ciudad
que nos entregó. Cambiamos nuestros primeros, únicos y luego vimos que con los
precios del país últimos 100 euros a dong (nos sobrarían al final). Acordamos una
hora para quedar con Fung el día siguiente y hacer la excursión a la Pagoda del
Perfume. La hora propuesta fueron 8.30
h.
Una vez hecho los trámites
subimos a la habitación. Las vistas eran espectaculares y la habitación y baño
increíbles. Descansamos, abrimos nuestros regalitos (una bandeja y una cajita
muy monas), flipamos con el hotel, introduje en mi maleta todo tipo de cosas
que la habitación nos ofrecía gratis, limas, más cepillos de dientes, pasta,
peines, agua y no me llevé el albornoz y la máscara de milagro.
Alucinábamos con las vistas y las
primeras historias de un vietnamita hablando en cubano (lo que nos daría lugar
a mil y una risas) y un país que nada tiene que ver con la cultura europea.
Tras una ducha (que para nada
servía en ese país), un cambio de ropa (que para nada servía tampoco) y
descubrirnos las piernas y ver que los tobillos nos los habíamos dejado por lo
visto en Madrid (nunca había visto tal hinchazón), nos dispusimos a dar una
vuelta por Hanoi y empezar a tomar contacto con la ciudad.
Al cruzar el hotel la bofetada
que te meten de nuevo no se puede olvidar ni con terapia de grupo. El pelo se
vuelve corcho, la ropa transparente dejando ver a trasluz tu yo más profundo.
Habría que acostumbrarse… aunque eso resultó imposible.
Decidimos dar una vuelta y con el
plano ir a buscar uno de los restaurantes que Fung nos había recomendado.
Primer descubrimiento no anunciado: cruzar la calle más estrecha nos llevó 5
minutos, no importa en la dirección que mires siempre vienen motos aunque las
calles estén prohibidas y por supuesto nadie para. La teoría es que ellos te
esquivan… la práctica también debe ser esta porque estoy escribiendo el blog.
Segundo descubrimiento: No
llevábamos ni 500 metros cuando la primera rata se cruzó en nuestro camino.
Pero no que se las comen???? Sí se las comen aunque ellos son 90 millones de
habitantes, debe haber dos ratas o 3 por cabeza, así que siempre hay comida.
La ciudad olía muy mal, había
basura en todas partes, las ratas, el agua contaminada, la cantidad de motos
por la calle y aceras que impedían que anduvieras por ningún lado. La cantidad
de gente comiendo a todas horas tirados en la calle en mini banquetas comiendo
vete a saber que. Mi primer contacto me pareció durísimo y desagradable.
Es cierto que llevaba encima un
cansancio de 26 horas y un jet lag tremendo (por suerte, y al cabo de los días
te vas a haciendo un poco más) pero esa primera noche fue terrible. Encontramos
uno de los primeros restaurantes y la verdad, se me había quitado hasta el
hambre, así que tras el viaje agotador, el descontrol de ciudad, de animalitos
andando sueltos, y la humedad decidimos ir a algún otro sitio alejado del centro.
Seguimos andando como pudimos,
esquivando gente, motos y basura hasta que encontramos una terraza enorme para
tomar algo. Tenía buena pinta, estaba en el lago (aunque no dejaban de llegar
ráfagas con olores indescriptibles) pero bueno había que hacerse, y plagado de
lugareños. Este tiene buena pinta. Nos sentamos en la terraza en una mesa que
compartes con cualquiera que también se quiera sentar y pedimos 2 cervezas.
Cerveza local please. No hablan mucho inglés y el que hablan se entiende
regular así que te terminan hablando en vietnamita. No cerveza de aquí, sólo
Heineken. Vale, pues nos ponga dos. Para nuestra sorpresa te dejan el
abrebotellas junto a la cerveza para que te las abras tu.
Pero para sorpresa grande fue
cuando descubrimos que las cervezas tenían una temperatura sin exagerar de 40º.
Mierda si habíamos leído que esta gente tiene mucho arroz pero de neveras nada.
Así que nos la tragamos como pudimos y optamos por ir a cenar al restaurante
del hotel.
Fue una mala elección pero no
había más alternativa para un día tan duro. Nos topamos con que había buffet
libre (ah pues perfecto, siempre es una apuesta segura) pero una vez dentro
descubrimos que era todo un buffet de cocina oriental.
Bueno pues habrá arroz tres
delicias, nooodles… rollitos vietnamitas y esas cosas no?? Pues no, había susi
que odiamos, pescado crudo, carne con una pinta horrible, Pho (sopa que el
pobre de mi marido no sabía ni comer), rollitos vietnamitas sin relleno… en
fin, un despropósito de cena, algo terrible, así que pensé pues a los postres,
que había pastelitos de chocolate. Entre tanto se nos acerca el gerente y nos
pregunta algo en vietninglés. Sorry?
Vuelve a contestarnos lo mismo. Sorry but I do not understand you.
Pues nada, que os den y ahí os
quedáis nos debió decir en vietnamita porque cogió y se piró. Resultó por
nuestras observaciones que ofrecían langosta a todo aquel que estuviera cenando
en el hotel, más que nada porque todo el mundo tenía una menos nosotros. Así
que un chico al lado le dijo a mi marido que él era alérgico y que si la
queríamos nos la daba… Aceptamos por supuesto, pero que triste es mendigar…
Terminamos la horrible cena no
sin antes comernos el buffete de pasteles de chocolate y helados y nos subimos
a dormir.
Por Dios, este había sido
probablemente uno de los días más duros, largos y difíciles del mundo.
Buenas noches Hanoi y hasta
mañana.
Día 2. Hanoi-Pagoda del
Perfume-Hanoi.
Lunes 15 de julio de 2013
Jolín como hemos dormido eh
gordito, ya podían haber estallado 50 bombas napalm en nuestra habitación que
ni nos hubiéramos enterado. Buenos días tobillos… uy si aún no estáis?? Bueno
nos iremos de excursión sin vosotros.
Duchita, preparación de mochilita
para el día de hoy, desayuno buffet delicioso, esta vez sí que sí (con buen
café) y a las 8.30 puntuales estábamos esperando a Fung y a Sumg (conductor)
bajo la humedad soporífera en la puerta del hotel. Como un clavo a la hora
convenida allí estaban esperándonos. Sonrisa a Sumg y ala, nos fuimos de
excursión.
Fung nos preguntó si habíamos
descansado y que habíamos hecho el día anterior. Le comentamos la cerveza
caliente (asintió con la cabeza) y que qué era y como se comía el Pfo. Nos
estuvo explicando y mi marido se lo anotó por si acaso repetía (cosa que no
volvió a ocurrir). Por el camino (2 horas de trayecto en coche para una
distancia de 38 km) íbamos viendo más arrozales, a sus gentes con sus gorros
típicos trabajando, motos y más motos, bicicletas cargadas de cosas donde a
veces viajaban tanto en ellas como 4 personas… y mientras Fung nos iba contando
más curiosidades de cómo viven, a que se dedican y que es lo que íbamos a ver.
El trayecto fue muy ameno y la
verdad se pasó volando, parecíamos niños pegados cada uno a su lado de la
ventanilla observándolo todo y quedándonos boquiabiertos. De vez en cuando nos
avisábamos para enseñarnos lo que estábamos viendo porque nos llamaba más la
atención de lo que el otro podíamos creer que estaba viendo a través de la suya
jejeje.
Llegamos a no sé donde, y allí
Fung se fue a hacer las gestiones correspondientes mientras nosotros
comprábamos una botella de agua e íbamos al servicio (bueno, agujero en el
suelo con la puerta abierta) todo previo pago claro.
Nos avisa Fung y vemos que nos
estaba esperando una barquita que nos llevaría hasta la Pagoda del Perfume. En
la barquita íbamos los tres y un vietnamita que manejaba los remos con la única
ayuda de sus brazos. La emoción e ilusión era increíble. Empezábamos a ver los
primeros paisajes de montañas verdes al fondo del lago por dónde íbamos
navegando con la neblina característica del país. A los 20 minutos hicimos la primera parada.
Vimos por fin lo que era una Pagoda. Allí Fung nos explicó las ofrendas que se
hacen, como llevan los budistas las cenizas, etc…..
Ya empezaban a rular las primeras
fotografías. Era una gozada, no había turismo, estaba todo muy tranquilo y solo
gente local, lo mismo ocurría en el río, eso sí, la humedad, era insoportable.
Pues hace un día hoy maravilloso decía el guía… por dios ni saber quiero como
será un mal día allí.
Tras una media hora volvimos a
subir a la barca hasta el próximo puertecito donde empezaría la excursión. Por
el camino vimos miles de flores de loto (símbolo budista), nenúfares, y campos
verdes y llenos de arrozales. Que fauna hay en Vietnam Fung??? Que qué qué??
Fauna? Que hay por aquí? No sé qué es?. Jo, no entiende la palabra. Animales
digo, se puede ver alguno??. Siiiiiiiiiiii bueno hay pájaros… ah que debe ser
que eso no se lo comen (pensé)… y nada más?? Hubo antes, tigres, monos,
ciervos… bueno de todo, y que ha pasado? Pues que nos los hemos comido todos…
joder!!!!!!!!!!!!! Y los pájaros porque no llegan a cogerlos si no… Es muy
fuerte, pero es que es cierto. Y no sólo se han comido la vietnamita si no
también la camboyana y eso que tratan de protegerla.
Tras 1 hora aproximadamente
llegamos a la orilla donde dejamos la barca y había 3 puestecillos que vendían
comida típica y había un montón de niños pescando…
Comenzaba una subida que
realmente ni mi marido ni yo teníamos ni idea de donde nos llevaría ni que
íbamos a ver exactamente.
Por el camino, vimos pagodas
chiquititas y tras un rato llegamos a una explanada con una pagoda enorme. Nos
prohibieron la entrada porque mi marido enseñaba las rodillas… en fin.. que le
caímos mal y punto porque dime tu que sensualidad tienen las rodillas peludas
de mi marido jejeje..
Ya nos había avisado Fung que yo tendría que cubrir mis hombros y piernas y mi marido sus rodillas, pero llevaba un pantalón más largo que la rodillas.. está claro que el hombre tenía un mal día, claro que lo podía haber dicho antes de que nos descalzáramos para entrar… Bueno seguimos visitando todo haciendo fotos y alucinando con lo que estábamos viendo, era una maravilla. Fung nos iba dando explicaciones de todo, pero tengo que reconocer que prefería observar a saber que es lo que era todo. Para eso ya está el gafas de mi marido.
Tras eso el siguiente punto era subir a una zona para coger un funicular y atravesar las montañas durante unos 10 minutos para llegar a la Pagoda más grande y que está en una preciosa cueva.
Esperamos un rato y abrieron por
fin las puertas para subirse a él. Cual fue mi sorpresa cuando vi que el
funicular está en movimiento continuo y tú te tiras en plancha dentro de la
cabina como buenamente puedas y ya te cierras tu la puerta si no quieres caer
al vacío.
Por suerte o desgracia
compartimos funicular con 3 mujeres muy devotas que iban de peregrinación a la
pagoda y nos iban deleitando durante todo el camino con una oración a modo de
cante que mi marido y yo sin querer la estuvimos tatareando durante el resto
del día. Al bajar del funicular una mujercita me cogió del brazo y me entregó
un texto que tenía que leer. Estaba en vietnamita y era una oración yo no sé el qué. La dije que no sabía su
idioma y ella insistió, así que me leí la oración entera y ella se puso tan
contenta. Fung me reveló después que el idioma se lee igual que se escriba a
excepción de los acentuados o que tienen un símbolo arriba. Esta oración
resultó no tener ninguna cosa de esas así que la clavé jejeje.
Unos 10 minutos caminando llegamos
a una preciosa cueva. Sudorosos sin apenas agua y respiración bajamos los 100
escalones que había y nos metimos dentro a visitarla. Era preciosa y allí
estaba repleto de gente orando y poniendo ofrendas. Estuvimos cerca de una hora
por allí y regresamos. Subir esos escalones era como llegar al infierno.. Por
dios que sudores.
Esperamos el funicular de nuevo,
nos tiramos en plancha dentro de él y regresamos a la barca. El día había sido
precioso. Fung nos dijo que si queríamos comer por ahí pero cuando vi los
chiringuitos me negué. Creo que ya no volvimos a comer hasta Camboya. A partir
de ese día hacíamos desayuno y cena.
Nos subimos a la barca,
regresando por el mismo camino y al llegar donde estaba el coche le dimos una
pequeña propina al barquero el cual enfureció y le dijo a Fung que era muy poco
y quería más. Pasé mucha vergüenza pero el que tenía que pasarla sería él. Le
di dos dólares más y fung le pagó algo más de su bolsillo. Fung insitió que
había que darle ánimos en su trabajo pero la verdad es que con esos
modales no quiero darle ánimos en su
trabajo a nadie.
Y encima en el camino de vuelta
algo me picó, nunca supe lo que era pero tuve la pierna inflada y con un
aspecto muy curioso y que cambiaba de tamaño, forma y color cada 30 minutos y
que duró hasta pasado un mes después de regresar a Madrid.
Volvimos a Hanoi y nos dejaron en
el hotel. Nos despedimos de Fung, sonrisa a Sumg y quedamos para el día
siguiente a las 9.00 am. Al día siguiente visitaríamos Hanoi. Por fin íbamos a
ver a Ho Chi Ming!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Que nervios más grandes.
Subimos a nuestra habitación y
que ilusión, habían repuesto los cepillos, la pasta, las limas los peines… ala
pa la maleta otra vez!!!!!!!!. Nos duchamos y como eran las 18.00h. aprox.
decidimos hacer un intento de tomar una cerveza y luego salir a cenar otra vez
por Hanoi (que miedito me daba). No hubo suerte con la cerveza, así que miramos
en trip advisor opiniones sobre uno de los restaurantes recomendados y allí
directos que fuimos. Salimos a la calle, bofetón de nuevo, e hicimos la ruta
por otro lado para llegar al centro. Fuimos rodeando el lago y por el camino
veníamos a la gente haciendo taichí, a las parejas tomando un coco sentados en
sus mini sillas a la orilla, aparcados con sus motos en plan romántico.. pero
que olor por dios!!!!!!! A ellos les olerá a Loto pero a nosotros a basura.
Tras un paseo de esquivar de nuevo, motos, basura, gente y cruzar calles al más
estilo salto de fe, localizamos el restaurante. Quan an ngon, debían ser solo
las 7 de la tarde pero teníamos mucho hambre porque no habíamos comido nada en
todo el día. Yo al principio no quería entrar pero mi marido insistió y al
final gracias a él accedí y que rico estaba todo.
Nos sentamos en la terraza y
había happy hour.. oleeeeee 2 cervezas por 1, pues me vaya poniendo 4, les
pedimos que nos sugirieran que comer y la verdad no se lo dije a mi marido pero
yo tenía claro que sólo iba a comer iba a comer arroz y rollitos , que si
alguien quería probar cosas que fuera él.
El caso es que nos aconsejaron
bien y mi marido muy acertado en todo ya que estaba todo buenísimo. Rollitos
vietnamitas con una salsita curiosa, arroz con verduras increíble, y luego no
sé como se llama Pancake que era de ternera y se enrollaba en una hoja de arroz
con mil hojas de diferentes árboles. Que rico todo. Total cena: 11 €. Increíble
lo barato que se come allí. Ya animados y con la panza llena regresamos al
hotel, el día había sido precioso y perfecto. La vuelta por Hanoi ya nos
pareció distinta, nos habíamos hecho con los mandos y ahora todo se veía muy
especial.
De camino compramos una botella
de 1,5 Litros y no nos costó ni 50 ctms. Un lujo…
Subimos a la habitación, pijama y
a dormir.
Buenas noches Hanoi. (mientras
tatareando la cancioncita del funicular).
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2.00 am. Pequeeeeeeee donde están
los ibuprofenos??? Como, estás malito? Mi marido con un dolor de garganta
increíble y sin poder dormir. Pronto empezamo, aunque realmente si lo
pensábamos bien mucho habíamos tardado dada la situación del lugar.
No conseguimos dormir hasta las 5
am ya que esperamos a que mi marido se le calmara un poco el dolor.
Para matar la noche leímos
revistas del corazón, comimos chuches y contemplábamos como mi rodilla y su
picotazo evolucionaba, digno de que lo viera el Sr. Gregorio Marañon.
Ahora sí. Buenas Noches-Días.
Día 3. Visita Hanoi-Tren nocturno
Sapa
Martes 16 de julio de 2013
2 horas después ya estaba sonando
el despertador. Nos esperaba un largo día por delante ya que visitaríamos desde
las 9 am todo Hanoi, disfrutaríamos de una cena en el Lotus y luego un tren de
10 horas hasta Sapa.
Como estás gordo??? Un poco mejor
pero me sigue doliendo la garganta, ay mi niño, otro paracetamol e ibuprofeno
cada 3 horas y que sea lo que tenga que ser, que estamos muy lejos de casa.
Teníamos antibiótico por si iba a más… pero por suerte todo quedó ahí.
Ducha, delicioso desayuno y café
y a las 9.00am estábamos en la puerta del hotel de nuevo.
Buenos días Fung, a primera hora
no sonrisa a Sumg porque no estaba ya que la visita empezaba a pie. Que tal,
han descansado? Pues mira no, mi marido está pachucho, y no hemos pegado ojo y
a mi mira lo que me ha picado… que es?? Una abeja??-responde?. Sí claro o una
avispa no te jode, pues si tu no lo sabes que eres de aquí….. y que hicieron
anoche?? Nos pregunta. Así que le contamos la increíble cena que tuvimos.
El recorrido lo comenzamos en
Hanoi visitando La Pagoda del Pilar
único, el mausoleo de Ho Chi Ming… que divertido fue, nos colamos y le vimos,
un hombre muerto y embalsado con 10 policías a su alrededor protegiéndolo. Pero
que hacen?? Están locos? El despliegue de medios para un señor embalsamao y que
fijo que no era ni él. Fung nos contó la vida y obras de este señor. Recuerdo
el acento de Fung diciendo de Ho Chi Ming: era un hombre mu sensiiiiillllooooo,
que quería ser incinerado y esparcir sus cenizas en su tierra humilde pero que
por los santos cojones de los vietnamitas lo embalsamaban y le ponían un
mausoleo. Así que, así hicieron.
Visitamos, el templo de la Literatura y el
Museo de Etnología.
A las 15.00 h. terminó nuestra visita y teníamos una excursión en Ricksaw. Véase una bici conducida por un hombre de 205 años el pobre muy flacucho. Nos querían separar e ir cada uno en uno pero nos negamos, queríamos ir juntos. Fung negoció con el hombre y aceptó llevarnos a los dos en un sólo Ricksaw. Resultó bastante incómodo, primero porque no cabíamos y segundo porque nos daba mucha pena que condujera una bici un hombre tan mayor. El paseo duró unos 45 minutos, el hombre fue muy amable y se paró en una de las calles para sacarnos una foto. Se lo agradecimos mucho, hasta el punto que le dimos una como dijo Fung cuando nos vió, una muy buena propina…. Y digo yo.. ¿no hay que darles ánimos en su trabajo?. Luego nos enteramos que estas personas son jubilados que para sacarse algo más de dinero se montan un techito en una bici y pasean a los turistas por la ciudad.
Después del paseo nos sentamos en
una terracita a tomar una coca cola light. He dicho coca cola light no un bote
que pone ídem pero sabe a hojalata. Que asco, ni una coca cola te puedes tomar
agusto. Estuvimos descansando un rato y observando a la gente pasar.
A mi marido le entró hambre así
que nos metimos en una especie de hamburguesería que por 2€ te ponían coca cola,
patatas y algo que decían ser hamburguesa. Me comí las patatas y mi marido se
tapó la nariz y se comió la “hamburguesa”..
Tras esto nos adentramos en el
centro de la ciudad y estuvimos paseando por ella cerca de dos horas, hasta las
21.00h. no habíamos quedado de nuevo
para ir a cenar y hasta las 22.30 no salía nuestro tren. La experiencia fue
curiosa, no hay más que cables atados por toda la ciudad, enredados de una
vivienda a otra, gente y más gente en la calle comiendo, mujeres vendiendo
comida sobre un balancín que llevan al hombre, sitios para tomar una cerveza o
comer, alguna pequeña tienda, más y más motos y todo una vez más con un olor y
contaminación que resultaba un pelín desagradable.
Nos sobró una hora así que nos
fuimos a sentar al lago, previo paso por el paso de peatones más grande de todo
Hanoi. Tras varios intentos fallidos de cruzar la calle, cerramos los ojos
pusimos un pie en el suelo y nos lanzamos a la aventura. Milagrosamente
conseguimos llegar al otro lado, tras varios pitidos como siempre. Una vez en
el lago observábamos que la gente más joven hacen muestras de amor (nos llamó
la atención ya que nos dijo Fung que al igual que los chinos no muestran cariño
ni se besan en público los vietnamitas tampoco). Pero por lo visto es la gente
más joven y de la zona sur la que está rompiendo con todo eso.
Cuando llegó la hora nos fuimos
al lugar donde habíamos quedado y nos llevaron a cenar a un restaurante más
bien pijin que teníamos incluido en el viaje. La cena estuvo bien pero había
exceso de comida y la verdad ya estaba harta de sus sabores, su arroz, sus
rollitos, sus pescados y de todo.
Al terminar nos fuimos a la
estación, donde nada más llegar ya subimos a nuestro camarote porque llegamos
tarde. El camarote era una monada, nos habían dejado agua, klinex, y unos
saquitos muy monos que antes de mirarlos dos veces ya estaban en mi maleta.
Había gente del Hotel Victoria Sapa trabajando para esos vagones, así que nos
mimaron mucho hasta el punto que por la mañana media hora antes de llegar ellos
se encargaban de despertarte y traerte un cafelito con leche al camarote.
Estábamos agotados pero aun así resultó imposible dormir más que una hora. El
tren se movía mucho y hacía mucho mucho ruido. La cama y la almohada eran
cómodas, algo pequeñas pero suficiente, pero ni por esas logré pegar ojo. Hacía
mucho, mucho frío y era imposible regular el aire acondicionado así que al
igual que en hoteles como en Helsinki, Oslo y Estados Unidos mi marido se
ingenió (apodado el ganchitos) en cosa de dos minutos montar una barrera
infranqueable para que no atravesara los -10º que escupía el aire
acondicionado.
A las 5.30 de la mañana nos
despertaron (bueno al que estuviera dormido) y nos trajeron una bandejita con
un rico café con leche y una galletita que nos supo a gloria.
A las 6.15 llegamos a Lao Cai.
Por el camino los paisajes ya prometían. Arrozales y más arrozales, gente
trabajando en el campo con sus bueyes, casitas hechas de palos de madera donde
viven las etnias… que nervios teníamos, que bonito se presagiaba todo.
Llegamos por fin muertos de sueño, de cansancio y muy muy mareados por tanto movimiento del tren. Allí en la misma estación nos estaba esperando otro coche con su conductor. Hicimos un recorrido aprox. De una hora hasta llegar al hotel.
Durante el camino hicimos varias
paradas para contemplar los paisajes y a sus gentes. Eran geniales. El día
anterior habíamos visitado en Hanoi el museo étnico y cuando las veíamos íbamos
más o menos identificando a cada una de ellas.
Por fin llegamos al hotel, era
muy bonito y anclado en una de las zonas más altas. Hicimos el check in, fuimos
a desayunar y corriendo a la habitación para ducharnos, dejar las cosas y
empezar un trekking por los paisajes de arrozales, sus pueblo y ver a las
etnias desde cerca.
La primera parte la hicimos en
coche, fueron unos 10 minutos y luego ya empezaba el trekking de aprox. Unas
dos horas. Nada más bajar del coche un montón de monísimos y pequeñísimos niños
y niñas nos estaban esperando. Vestidos cada uno con su traje correspondiente
(en función de la etnia a la que pertenecían). One dólar, one dólar one dólar,
me miraban con una carita que hubiera cogido a toda la tropa y me los hubiera
llevado a casa, pero Fung advirtió, no les mires ni les hables y mucho menos
les des dinero porque si no no estudian. Si lo haces, tienes que estar con
ellos y con sus madres todo el día y no te van a dejar en paz. Era demasiado
tarde, no podía dejar de mirarlos. Aún así, me hice fuerte y no les di nada. Un
poco más adelante aparecieron en lo que con los años se convierten esos
preciosos niños. En mujeres grandes vestida con sus preciosos trajes y
hablándote en un etningles que ni los entiendes. Se te pegan como una lapa y te
siguen todo el camino haciéndote 20.000 preguntas que te encantaría responder
pero que Fung nos aconsejó y pidió que no lo hiciéramos, sólo quieren dinero.
Nos acompañaron durante más de 20
minutos y en vista que no les hablábamos
se debieron ir a buscar a otros porque no las volvimos a ver. Durante el
trekking íbamos contemplando los increíbles paisajes, los animales y su gente
mientras Fung nos contaba cosas muy interesantes sobre el país, la sanidad,
etc…. Fue una mañana muy bonita.
El paseo fue espectacular, si no hubiera sido porque Fung nos dijo que esta raza de perro la alimentan para luego comérsela ellos.
A las 14.00 h. llegamos al hotel y Fung nos recomendó algunos sitios donde podíamos ir a comer pero la verdad había una cuesta enorme desde hotel hasta el centro del pueblo y no teníamos ni cuerpo ni ganas de ir a ningún sitio. El pueblo además es muy turístico y no tiene absolutamente nada que no sea restaurantes y bares para tomar una cerveza. Ese día nos lo íbamos a tomar con calma y descansar que nos lo habíamos ganado. No habíamos dormido apenas nada en dos días. Nos metimos en la cama y a las 19.00 h. nos despertamos. Nos vestimos y bajamos a la terraza del hotel a tomar unas cervezas. Ummm que ricas nos supieron, pedimos cena jugamos al billar que había allí mismo una mesa y nos fuimos de nuevo a la cama.
A las 14.00 h. llegamos al hotel y Fung nos recomendó algunos sitios donde podíamos ir a comer pero la verdad había una cuesta enorme desde hotel hasta el centro del pueblo y no teníamos ni cuerpo ni ganas de ir a ningún sitio. El pueblo además es muy turístico y no tiene absolutamente nada que no sea restaurantes y bares para tomar una cerveza. Ese día nos lo íbamos a tomar con calma y descansar que nos lo habíamos ganado. No habíamos dormido apenas nada en dos días. Nos metimos en la cama y a las 19.00 h. nos despertamos. Nos vestimos y bajamos a la terraza del hotel a tomar unas cervezas. Ummm que ricas nos supieron, pedimos cena jugamos al billar que había allí mismo una mesa y nos fuimos de nuevo a la cama.
Buenas noches Sapa.
Día 4. Sapa-Tren nocturno Hanoi
Miércoles 17 de julio de 2013
Buenos días mi amor que tal? Puff
pues fatal de la tripa…. No me extraña, habíamos tardado mucho tiempo.. y tu
que tal? Pues con dolor de garganta…. Madre mía, ahora era yo…. Menudo plan
llevábamos, con los aires acondicionados, los calores, las humedades, la falta
de sueño, y las comidas…
Bueno.. vamos a desayunar. Mi
marido no prueba bocao y yo desayuno paracetamol e ibuprofeno y un zumo de
naranja. De verdad que mal y el día duro que tenemos de nuevo por delante!!!.
A las 9.00 h. nos recoge Fung y
el día anterior habíamos acordado que queríamos visitar los mercados típicos de
las etnias, así que para allá que fuimos. Fue un trayecto de casi 3 horas en
coche que se hicieron bastante duras por nuestra situación estomacal y el dolor
de garganta, pero había que ser fuertes que nos quedaba aún mucho viaje.
Hicimos una única parada en una
especie de bar restaurante donde fuimos al baño. En el mismo había gallinas,
barro, ollas donde cocinan y encima nosotros con nuestro estómago cargadito..
bufff bastante desagradable.
Por el camino unos paisajes
espectaculares, atravesamos Lao Cai de nuevo y llegamos tras otra hora y media
a un mercado. Nos decepcionó un poco, no por la calidad de sus gentes o por lo
que vendían si no por lo muchísimo que había costado llegar hasta allí y lo
pequeñito que era. Nos dimos un paseo por el mercado y nos inflamos a fotos.
Estaban prácticamente reunidas ahí todas las etnias. Vendían desde tabaco hasta
cerdos vietnamitas. Fue curioso pero breve y pequeño.
Otra vez vuelta de casi dos horas
para llegar a Lao Cai, llegaríamos sobre las 13.30 y hasta las 21.30 no salía
el tren… Madre mía que íbamos a hacer.. así que Fung nos propuso coger una
habitación en Lao Cai al lado de la estación donde podríamos descansar e
incluso comer y cenar.
Llegamos a Lao Cai y fuimos a ver
la frontera con China. Fue muy muy curioso, ver como Vietnam y China están
separados por un puente donde no hacía más que cruzar gente. Si miramos de
frente todo ya estaba escrito en chino y si miramos hacia atrás en vietnamita.
No son capaces los unos ni los otros de entender los idiomas. A penas se
distinguen entre ellos a excepción de por la forma de vestir.
Tras esto, fuimos al hostal que
Fung nos indicó y resultó que no quedaban habitaciones.
Nos mandaron a otro que estaba muy cerca y era el doble de
barato….. Aceptamos, no teníamos opción, pero aún no sabemos ni por qué?? Que
asssscooooo. Y aún nos quedaban 6 horas por delante. Teníamos que acostarnos en
una habitación plagada de bichos, suciedad, sin ducha y con la puerta de la
terraza “cerrada” porque había un avispero con más avispas que habitantes en
Vietnam.
Fung nos indicó que podíamos
comer algo en el primer hostal, que era de fiar la comida., así que fuimos pero
no había nadie así que decidimos ir a dar una vuelta y buscar algún sitio donde
tomar algo.
Anda mira allí hay un hotel
probamos a comer? Venga, pues fuimos a un hotel al lado de la estación y había
terraza y restaurante en el ático. Perfecto pues nos tomamos algo. Pedimos una
pizza margarita y dos coca colas light. Mi marido se la zampó, pero yo ya tenía
tantos ascos, estaba tan cansada, el estómago tan destrozado, y la garganta no daba para más y acompañado
como siempre de la maldita humedad que no me entraba nada.
Después del manjar volvimos a la
apestosa habitación. Entre bolsas de ropa sucia, chaqueta y ropa nos hicimos
una especia de cama donde al menos estirar el cuerpo hasta antes de la cena.
Porque no había ni colchón, tan sólo unas láminas dura. Dormimos un par de
horas, imposible más. Recogimos, estuvimos viendo fotos y salimos a cenar donde
nos dijo Fung, al primer hostal.
Cenamos muy bien por que no le
hice caso por la mañana? Me pedí unos noodles con verduras riquísimos y mi
marido un sándwich de atún. Lo acompañamos de dos coca colas y encargué un
bocata vegetal para cenarlo en el tren…que gran elección.
Estábamos cenando tan agusto
cuando cual es nuestra sorpesa que vemos bajar a Fung duchado, limpio y
comiendo de una de las habitaciones del hostal. Monumental cabreo porque para
él si había habitación y para nosotros la peste esa. Estuvimos muy serios y
bordes con él, lo notó claro pero ya que le íbamos a hacer sólo quedaba una
hora para irnos.
Pagamos, me trajeron mi bocata
muy bien empaquetadito, recogimos las maletas, pagamos los 15000 dongs y
cruzamos a la estación. Ese día llovía un montón.
Nos subimos en nuestro vagón,
fuimos al camarote, de nuevo saquitos, bolsos y cepillos de dientes a la maleta
y ala a cenar tan rico bocata. La noche en el tren fue infinitamente mejor.
Dormimos toda la noche del tiron hasta que nos despertaron a media hora de
llegar.
Día 5. Hanoi-Bahía de Ha Long
Jueves 18 de julio de 2013
A las 7.30am. amanecimos en
Hanoi.
Hoy han descansado un monton eh??
Como se nota!!! Menuda cara!!!!. Como debíamos tener la cara el día anterior
para que Fung no hiciera más que repetirlo.
En la estación estaba
esperándonos puntual como siempre Sumg. Sonrisa más acentuada que nunca ya que
habíamos estado dos días sin él y le echábamos de menos y nos pusimos rumbo al
Hotel Sofitel de Hanoi a desayunar. Que guay, rico desayunito, atusarnos un
poco y después a descansar en el hall del hotel y lavarnos los dientes y
asearnos con todos los enseres que tomamos prestado en estos días en sus
maravillosos baños.
En una hora vinieron de nuevo a
por nosotros y nos pusimos rumbo a la bahía de Ha long. Patrimonio de la
Humanidad. Nos esperaban por delante 4 horas para un trayecto de 50 km. De
camino Fung seguía contándonos más cosas de Vietnam, de la guerra, de su gente,
etc…. A las dos horas paramos en un centro donde niños con problemas hacen
cuadros y esculturas. Había budas y esculturas de todo tipo a gogo.
Suerte que nuestra casita sea del tamaño de un caja de cerillas y no tenga capacidad para un buda de dimensiones tan grandes que si no.. ya sé yo que mi marido hubiera comprado más de 1.
Suerte que nuestra casita sea del tamaño de un caja de cerillas y no tenga capacidad para un buda de dimensiones tan grandes que si no.. ya sé yo que mi marido hubiera comprado más de 1.
De nuevo al coche y ya solo
quedaban dos horas, había alerta de tifón el día anterior pero por suerte se
desplazó así que no había problema de navegación. Además la bahía está muy
protegida con tanta roca por lo que es improbable que allí se den fenómenos como
tsunamis, tifones, etc…
Llegamos 20 minutos antes de
embarcar, Fung advirtió a los empleados del barco que al día siguiente teníamos
que estar de vuelta a las 10.30am ya que nos iríamos directos al aeropuerto
porque nuestro vuelo a Siem Riep salía a las 15.00 h. Del mismo modo les
advirtió que íbamos de luna de miel…. (Jejejeje)
Por fin nos avisaron para
embarcar, lo primero al llegar al muelle es coger una lancha en la que es
obligatorio ponerte el chaleco salvavidas y el traslado son 10 minutos. En la
embarcación íbamos 20 personas nada más. El barco era de los mejores que hay,
ya que en el pasado habíamos leído que suele haber muchos problemas en estos
barcos. Suele haber ratas, capitanes locos, naufragios, etc…. Eso hemos leído y
nos han contado (si es cierto ya no lo sé…)
Llegamos al barco con muchísima ilusión. Ya desde el primer momento me horrorizó ver como los peces sacan la cabeza del agua para respirar (creo que no es necesario explicar por qué). Nos esperaban dos tripulantes con máscaras y una especie de cántico. Era sólo una forma simpática de recibirnos. Nada más subir nos reunieron a las 20 personas en el comedor y allí nos dieron instrucciones, plan de evacuación, seguridad a bordo, que plan teníamos para los próximos dos días, comidas, bebidas, excursiones, etc….
Mi marido y yo rápido nos hicimos
con la que iba a ser ya nuestra mesita en el comedor. En un lateral, viendo el
mar y con cristalera al otro lado para ver por donde navegábamos y todas las
rocas y paisaje que había por delante. Ya sufríamos como Cándida por si nos
quitaban el sitio y miedo nos daba levantarnos e ir a nuestro camarote jejeje,
por suerte se respetó.
Tras esto nos dieron una bebida
de bienvenida y mi marido y yo después del viaje en tren y los mareos decidimos
tomarnos una biodramina por lo que pudiera pasar. Nos hizo bien ya que no
sufrimos de nada durante los dos días.
Al terminar las instrucciones nos
entregaron la llave de nuestro camarote.
Cuando entramos, no dábamos crédito. Que preciosidad, en la planta de abajo a
ras del agua y con una cama enorme decorada con pétalos de rosa, un ramo entero
de rosas y una chocolatina. Que guay es esto de ir de “luna de miel” es un
flipe. El baño era increíble y todo absolutamente precioso. Emocionados a la
par que cansados de tanto trote nos duchamos y corriendo subimos a cubierta y a
cotillear el barco entero. Era una maravilla. El plan fue el siguiente:
Para comer un menú que estaba delicioso, de pronto
los males se curaron y el estómago empezó a ponerse en su sitio. Los rollitos,
el arroz, el pollo, el pescado y todo lo que nos pusieron estaba de fábula.
Después de comer teníamos la
primera excursión. Subida a un mirador de 750 escalones para contemplar la
maravillosa vista de la Bahía. Después, podías bañarte pero en vista de cómo
intentan sobrevivir los peces en esa agua descartamos por completo la idea.
Los traslados los hacíamos en
lancha. Siempre con cámara de fotos, ropa cómoda, agua y chaleco salvavidas. En
5 minutos estábamos en la orilla para empezar la caminata.
La subida fue durísima, eran solo
las 14.30 h., el sol abrasaba y la humedad como siempre se hacía insoportable.
Recién duchados de nada sirvió. Una vez arriba merece la pena las vistas.
Tremenda lucha porque alguien nos hiciera una foto en condiciones, disfrute del
paisaje y de vuelta abajo. Otra vez a la lanchita y de vuelta al barco.
Tras 30 minutos de navegación nos
tocaba otra excursión. Un Pueblo flotante de pescadores en la bahía con
consiguiente paseo en barquita cada dos personas y un vietnamita remando de pie
al final de la barca con sus gorros típicos. Aquí se podría pensar que qué
bonito y que original como vive esta gente de la pesca en un lugar con tanto
encanto, pero yo por ser como soy, me enrabiete al ver la cantidad de porquería
que había en el agua. Era muy desagradable. Entiendo que tienen otra forma de
vida y que al final su casa está ahí flotando en el agua pero vamos, me parece
increíble que no se regule de algún modo.
Mi marido disfrutó más porque
sólo veía lo curioso de la situación, el paisaje, la forma de vida que tienen y
la verdad, hizo bien. Ellos pescan por la tarde noche y luego hay gente que se
dedica a desde su barca vender desde peces hasta chocolatinas, agua, cerveza,
etc… de hecho mientras estábamos en nuestro camarote se nos colaban por las
ventana intentando vendernos algo.
El paseo estuvo bien a excepción
de lo mencionado. Al llegar a la orilla, como siempre hay que darles ánimos por
su trabajo, pero como no habíamos cogido la cartera pues no teníamos nada para
darle a nuestra remera. Por suerte, en nuestro bote iba un australiano y se
encargó él de darle ánimo.
De vuelta a la lancha y después
al barco porque empezaba la happy hour!!!!!!!!!!!!!!!. La alternativa era
asistir a un curso de cocina vietnamita… Pues mira no, porque estoy tan harta
que no voy a cocinarla ni volver a comerla en mi vida!!!!!!!.
Subimos a cubierta y nos pedimos
dos cervezas mientras contemplábamos el anochecer en Ha Long.
Era un espectáculo increíble y
esto con nuestras cervecitas fresquitas pues hizo del momento y del día uno
para recordar toda la vida. Por fin descansábamos, disfrutábamos y nos
sentíamos libres y de vacaciones.
Fue mágico. Tras este momento,
llegó la hora de cenar. Bajamos al comedor, y esta vez un delicioso bufete de
comida oriental nos estaba esperando. Cenamos como si esa fuera a ser la última
vez en nuestras vidas. Todo riquísimo. Después de cenar, subimos de nuevo a
cubierta y nos tumbamos en las hamacas que había. El viento por fin después de
tantos días soplaba ligeramente y se estaba tan agusto, hasta el punto que mi
marido llegó a dormirse.
Tras un buen rato le desperté y
fuimos de nuevo al camarote. Nos acostamos muy satisfechos del día y hasta las
6.30am. del día siguiente.
Buenas noches Bahía de Ha Long.
Día 6. Bahía de Ha Long-Siem Reap
Viernes 19 de julio de 2013
Nos despertamos, duchita y aunque
a primera hora había actividades como Taichi (que pereza nos daba) actuamos a
nuestro estilo, por lo que nos saltamos las clases y preferimos ir a cubierta a
ver el paisaje y hacer fotos. Tras esto a Desayunar . Que rico, rico rico todo,
no puedo parar de repetirlo, tenían un zumo de mango delicioso, bollitos,
huevos, salchichas.. que atracón de comida!!!.
Después de desayunar visitamos
una cueva muy espectacular. Repleta de estalactitas y estalagmitas.
Así que paran el barco, nos hacen
bajar corriendo, cogiendo el equipaje, nos suben a los dos solos a la lancha,
nos ponen un chubasquero porque llovía y nos llevan corre que te corre a la
orilla. Menos mal que mi marido se lo recordó si no, no llegamos.
Y allí estaba esperándonos un
poco nervioso Fung ya que llevaba más de 30 minutos esperando y veía que no
llegábamos. Íbamos con mucha prisa ya porque el recorrido son 4 horas con media
para que descansara el pobre Sumg y llegar al aeropuerto, pedir la tarjeta de
embarque, control, inmigración y embarcar. Una odisea en muy poco tiempo.
Vemos a Sumg, sonrisa de nuevo,
le echábamos de menos, y nos esperaba una sorpresa. Fung se había traído a un
amiguito que quería ser guía turístico de españoles ya que este también hablaba
cubano en sus 7 años que había estado allí.
Le preguntamos a Fung si nos
había echado de menos… sonrió, así que nos lo tomamos como un no jejeje. De
camino en el coche nos preguntó como siempre que habíamos hecho. Le contamos y
empezaron sus preguntas.. Habéis hecho taichí? No, Habéis ido al curso de
cocina? No, ¿habéis practicado la pesca del calamar? No, ¿Os habéis bañado? No…
entonces que huevos habéis hecho?? Mierda Fung, pregúntanos por cosas que sí
hemos hecho, es decir…. Tumbarnos, descansar y tomar una cerveza fría,
jejejeje.
A todo esto el amiguito de Fung
se sienta en la parte de atrás, y como no, empezó nuestro interrogatorio. Cómo
te llamas, cuanto tiempo has estado en Cuba? Quieres ser guía? hablas muy bien
español, etc etc etc…. Ya se nos vino arriba y empezaron entre los dos a
contarnos cosas geniales. Por ekemplo, como hacen amigos en Vietnam, cuáles son
sus planes de fin de semana (cena en casa, vino de arroz que es barato y
karaoke), si siguen la moda, que música escuchan, etc…. Estuvo genial el camino
hacia el aeropuerto. Fue muy divertido. Nos contaron que siguen la moda de los
coreanos del sur que son los más modernos, se operan la cara para parecer
europeos, se blanquean, se redondean los ojos… que de cotilleos más guays.
Antes de llegar, Fung se empezó a
despedir. Nos dijo lo típico: que esperaba que hubiéramos estado bien y
hubiéramos disfrutado mucho, y le preguntamos que qué tal habíamos sido
nosotros? Dijo que muy bien, jejeje, que monos nosotros.
Llegamos al final con 30 minutos
de antelación. Nos despedimos de Sumg esta vez con carita más triste y Fung nos
acompañó al mostrador de facturación. Hicimos las gestiones correspondientes,
le entregamos un sobre con propina para Sumg y para él (Todos los Dongs que nos
habían sobrado más 50 dólares… no estaba nada mal…era para seguir darles ánimo
en sus trabajos). Adiós, nos dimos la mano y nos fuimos ala puerta de embarque.
En el aeropuerto había muchas
tiendas y compramos un cartón de marlboro gold por 16 dólares, que chollazo y
alguna tontuna más.
Esperamos como 30 minutos y
subimos al avión. Madre mí. La compañía era Vietnam Airlines. Un avión
chiquitito aunque limpio por fuera pero con un olor por dentro bastante
peculiar.. El vuelo duraba tan sólo 1 hora y 30 minutos. Ese avión despega y
para nuestra sorpresa podemos observar por nuestro mareo que el avión no se
estabiliza en todo el camino. Sus alas se movían continuamente de un lado a
otro. Nos sirven una comida un tanto rancia y durante el trayecto rellenamos la
tarjeta de inmigración de Camboya y el típico papeleo.
Al llegar al aeropuerto de
Camboya era todo muy arcaico, te bajas tu por las escaleras del avión, cruzas
las pistas de aterrizaje y despegue y llegas a la entrada del aeropuerto.

Allí corre que te corre hicimos
el visado y salimos con mucha ilusión a ver quién nos estaba esperando y que
nos deparaba el país ya sabíamos muy poquito de él.
Fuera nos estaba esperando un
chico de nuestra edad que se parecía a Moglie como decía mi marido (Libro de la
Selva) pero aparentemente muy risueño y el que se presentó como nuestro guía en
los próximos tres días en Camboya y un conductor muy majete que no hablaba
tampoco ningún idioma que no fuera el suyo propio.
Al subir al coche nos contó que
había aprendido español en la Universidad y la verdad es que hablaba muy bien,
aunque tengo que reconocer que hasta echaba de menos el acento cubano. Nos hizo
una introducción del país, de lo que íbamos a ver, del hotel, nos orientó donde
comer, dormir, o ver un espectáculo de baile en el que él claramente se llevaba
comisión.
Nos comunicó que al día siguiente
tenía que hacer unas gestiones en la uni pero que nuestro guía sería su
“hermano”, vamos un trapicheo porque de hermanos no tenían nada.
Hicimos el check in en el hotel,
nos llevaron a nuestra habitación y para sorpresa nuestra, habían colocado
pétalos de rosa en la cama.
Teníamos una habitación con una
terraza increíble y yo con mi radar veo una botella de vino sobre la cómoda. Se
me salen los ojos de las órbitas y pregunto discretamente y en plan coña. Is
this free?? Yes yes, -Comorr??? Imposible, le pregunto si el wine es free???
Que yes yes, oleeeeeeeee, oleeeeeeeeeeeeeeeeeeeee. Eso sí, nos advierte, tenéis
que pedir al servicio de habitaciones que os abran la botella. Buaaaaaaa eso no
es problema!!! Chupao!!! Creo que me va a gustar muy mucho Camboya.
Entre abrazos y alegrías por tan
maravilloso regalo observo que hay una cajita junto al vino. Tiempo me falta
para destaparla y toparnos con que nos habían dejado tres preservativos marca
jumbo con un elefante dibujado en él. Jajajajajajajajajaja, este hotel y todo
el país promete mucho muchísimo.
Oye te apetece ir a dar una
vuelta, cenar o algo?? Me pregunta mi marido. Sí bueno… y vemos que teníamos
Service room. Abrimos la carta y había cosas muy ricas por fin, pasta,
hamburguesas, quesadillas, todo lo conocido. Esto sí es el paraíso. Tiempo nos
falta para encargar dos hamburguesas al servicio de habitaciones y muy obedientes
mi marido pide por teléfono: Something to open a bottle of wine.
Dominao!!!!!!!!!!! A los 20 minutos aparece un camarero con las dos
hamburguesitas calentitas, una flor, su salero y pimentero, patatas fritas, salsas, ummm que rico y
pregunta que donde está la botella. Le indicamos, nos la abre, y ala a la
terracita a disfrutar de la cena y del vinito.
Era un vino francés, nos supo mas rebueno que el mejor Gran Reserva Vega
Sicilia servido a perfecta temperatura.
Estábamos pletóricos. Nos
acabamos la cena, la botella entera menos un culín y caímos rendidos en la
cama.
Esa misma tarde nos dimos cuenta
de que habíamos perdido o nos habían robado nuestro Ipod Touch, con el que
siempre viajamos con wifi y llevamos info del viaje. Snif snif, le teníamos mucho
cariño, y nadie se quiso responsabilizar de nada.
Aún a pesar de eso esa noche si
pudimos decir Gracias Camboya y buenas noches.
Día 7. Siem Riep. Templos de
Camboya
Sábado 20 de julio de 2013
A las 5.00 am. Un gallo loco nos
despertó con su kikiriki. Por dios que alguien le degüelle, por un momento
creímos que alguien le estaba retorciendo el cuello, ya que su kikirrki se
convirtió en un kirifknsdfkajdfdahgfkakiu…. Pero no al rato se volvió a venir
arriba y siguió con sus cánticos. Pues nada a levantarnos, duchita y a
desayunar. Ummmmmmmmmmmmmmmmm que hotel, que desayuno, que zumo de mandarina,
que rico, riquísimo todo. Estábamos más allá del paraíso. Tras llenar los
buches nos dirigimos a la entrada del hotel donde nos esperaba el “hermano” del
guía anterior.
Allí estaba nuestro conductor y
el nuevo guía. Un personaje bastante peculiar. Se llamaba Paquito. Hablaba
mucho mucho muchísimo sin control alguno, nos contaba cosas del país,
preguntaba por España, nos contó donde había aprendido español, vamos lo
típico.
De camino había otro ambiente,
otro país que nada tenía que ver con Vietnam. Veíamos muchas tiendas,
restaurantes, centros comerciales…. Muy completo y más fácil de acceder a todo!
Nuestra primera parada fue
hacernos el carnet para entrar en los templos de Camboya. Foto de rigor y
carnet que habríamos de conservar los próximos días.
Lo primero que fuimos a visitar
del complejo tan enorme fue el templo más grade y famoso de todos. Angork wat.
Monumental, espectacular, algo increíble. Nos alucinó, nos encantó, disfrutamos
muchísimo. Era una preciosidad. Mala suerte porque vayó en fin de semana y
había mucha gente pero aún así alucinamos con la majestuosidad del lugar.
Había monos por allí a su aire,
muchos budistas y unas rocas y un templo impresionante. Mil fotos a todo y por
todas partes.
Lo disfrutamos con locura. El
guía no nos terminó de agradar, hablaba, hablaba mucho, era “simpático” y
cercano, le encantaban los españoles, quería venir a conocerlo, tenía decía
muchos amigos, estaba montando una web y agencia de viajes propia para
españoles y se dedicaba a fotografiar a todas las parejas o grupos y colgarlo
en su web. Bien, al principio nos pareció bien y era amigable, no se le veía
con malas intenciones, así que empezó a sacarnos fotos y más fotos. De camino
nos explicaba el templo, el hinduismo, el budismo, cosas y anécdotas
“curiosas”? pero nos cargaba de leyendas y mitos que la verdad ya nos empezaban
a sonar hasta raras y aburridas. Nos hablaba de política y de Ho Chi Ming. Todo
iba bien pero empezó a coger confianza y estaba obsesionado con las concubinas,
con el sexo y cosas así, por lo que ya resultó desagradable al final. Ese día
lo dedicamos por completo a visitar muchísimos templos desde las 10.00 am hasta
las 16.30 pm. Fue muy bonito y original conocer por fin una cultura así y
visitar ese tipo de ruinas y construcciones.
De camino te cruzabas con
muchísimos críos que vendían pins y postales. Eran muy ricos y te decían todo
el rato, one dólar my friend, como no estaba Fung y me enamoré de una pequeñaja
la compré un pin.
A las 13.30h. por lo visto era
obligatorio que los guías y conductores comieran, lo tienen así estipulado así
que a pesar de que le dijimos que nosotros no queríamos comer él insistió. Nos
llevó a un sitio nos acopló en una mesa y nos medio exigió que nos quedáramos.
Pues no, nosotros hacemos lo que queremos, así que nos levantamos, compramos
una coca cola y nos fuimos al lago de Angkork Wat a tomarla y descansar un rato
del guía. El día estaba resultando muy duro por el sol que hacía y la tremenda
humedad. Cogimos fuerzas y volvimos al chiringuito a recoger al guía y al
conductor.
Continuamos por la tarde
visitando más templos.
Tras un montón de templos, beber
y beber agua y abrasarnos bajo el calor y la humedad el día había terminado y
regresamos al coche. Le pido a mi marido que porfa le diga que borre nuestras
fotos, me enrabietaba que las tuviera y además era tan desagradable con su
obsesión por el sexo que no hacía demasiada gracia.
Mi marido se lo pidió muy
amablemente así que él nos dijo que eran para su agencia, pero le insitimos y
el aceptó a borrarlas y así hizo (o eso nos dijo).
Llegamos al hotel y le dimos 20
dólares de propina. Lo cierto es que se lo había ganado, a pesar de todo nos
contó miles de cosas y fue agradable. Subimos a la habitación, ducha que de
nada sirvió y tras un día tan agotador llega la hora de tomar otras decisiones.
Salimos a cenar? Pedimos algo??
Pues pedimos otra hamburguesa a room service no?? ole ole que reguay!!!!! Pero
no nos queda vino!!!! Bueno he visto una tienda aquí lado, vamos, nos damos una
vueltecita y compramos una que seguro que hay.
Fuimos a un supermercado y ahí
estaba el paraíso del vino. Principalmente tenían vino francés, y la verdad no
controlamos de vinos franceses, así que como había mil precios cogimos uno
intermedio.
Compramos uno por 9 dólares, ummm
estaba riquísimo. Volvimos a la habitación, lo pusimos a enfriar y llamada de
nuevo. Please two hamburguer
and something to open a bottle of wine (Babel de mierda). A los 20
minutos como un clavo llaman a la puerta. No me lo puedo creer pero, si es el
mismo chico de ayer y encima no le dimos propina!!!!! Que
verguenzaaaaaaaaaaaaaa, otras dos hamburguesas y otra vez el sacacorchos para
una nueva y entera botella de vino. Le dimos dos dólares de propina y que risas
nos echamos. Cenamos con nuestro vinito en la terraza recordando el día y
nuevamente cayó sobre nosotros el agotador día. Nos fuimos a la cama.
Buenas noches Camboya.
Día 8. Siem Reap. Templos de
Camboya (II)
Domingo 21 de julio de 2013
A las 5.00 am. otra vez el
puñetero gallo loco nos despertó con su kikiriki. Que alguien le degüelle por
favor, volvimos a pensar, y por un
momento volvimos a creer que esta sí que sí era la refinitiva. Se empezó a oir
kirifknsdfkajdfdahgfkakiu…. Pero no, al rato se volvió a venir arriba y otra
vez a dar por saco. Pues nada ala! a levantarnos, duchita y a desayunar.
A las 9.00am habíamos quedado con
el guía del primer día (Joselito). Esta vez no nos pareció ni tan risueño ni
simpático. Estaba agrio y revenido. Nos saludó, nos preguntó por el día
anterior, pero todo muy frío. Bueno a nosotros nos daba igual, de hecho como si
no hablaba porque terminamos el día anterior de leyendas en los templos un poco
saturados. De camino íbamos en silencio. Ese día volveríamos a visitar el complejo
de templos pero otros muy diferentes. Nos parecieron mucho más espectaculares
que los del día anterior. Todos más pequeños, pero con un encanto muy muy
especial. Al llegar a cada templo el guía nos contaba algunas leyendas sobre
cada uno de ellos.
Anduvimos toda la mañana de
visita hasta las 13.30h. porque había que comer sí o sí, se repitió lo del día
anterior, pero esta vez no le dimos opción a que nos sentara, nos compramos una
coca cola y nos fuimos a tomárnosla mientras nos dimos una vuelta y nos
sentamos en la orilla de un lago.
Tras unos 45 minutos salieron del
restaurante y proseguimos la marcha en busca de visitar más y más templos
preciosos. En uno de ellos, una niña muy pequeñita me conquistó cuando no hacía
más que repetir mientras nos miraba con aquella carita: one, two, three, four,
five, six, seven, eight, nine, ten, one dooolar my friend!!!!!!!!!! Mientras
pasaba como loca postales y con esa vocecilla de pito que tenía.
El día acabó más pronto que el
anterior, sobre las 15.00 h. así que Joselito nos preguntó que era lo que
queríamos hacer. Pues nos dejas en el centro y visitamos el mercado central.
Que guay, que gran elección, lo
pasamos genial!!!!! Había un montón de puestos de comida, ropa, regalos, un
mercado enorme, pagodas, budas, restaurantes, cervecerías, bancos, tiendas, un
lujo vamos. Dimos una vuelta y nos sentamos en una terracita y nos pedidos dos
cervezas locales. Que fresquitas y que bien nos sentaron. Comemos algo ya que
estamos? Venga vale, así que miramos la carta y todo era muy europeo en Siem
Reap. Pedimos dos baguettes: una de salchichas y queso y otra de pollo con
lechuga y tomate regadito con dos cervezas más. La de salchichas estaba genial
y la de pollo la mordí creyéndome yo que estaba en Madrid y al meterme en la
boca en el enorme bocado que le di a esa lechuga me produjo unas arcadas
alucinantes. No podría definir el sabor de aquella podrida lechuga y tampoco
recomiendo que nadie la pruebe. Yiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiu que asco, al abrir el
bocadillo me encuentro la lechuga mordisqueada con miles de agujeritos negros
por todas partes. Mi marido la retira y solucionao!!!!!!! A comer, jejejeje que
tío.
Después de comer nos acercamos a
una pagoda a visitarla.
Pensamos en coger un ricksaw para
volver hasta el hotel pero nos pusimos a andar y andar y llegamos solitos hasta
él. Fue muy agradable el paseo y mereció la pena caminar.
Llegamos al hotel, duchita, siesta y a esperar
a las 19.00 h. que había Happy Hour en el bar del hotel.
A las 19.00 como un clavo nos
plantamos en la terracita y nos pedimos dos daikiris. Nos los pusieron con un
bol de panchitos salados con ajo y otro bol con verdura troceada y salsa rosa.
Estaba para chuparse los dedos!!!!!!!!!!!!!!!. No sabíamos si cenar en el hotel
o salir fuera, ya nos daba vergüenza pedir comida en la habitación y con tal de
volver a ver al hombre abre-vinos tomamos la decisión de ir a cenar a uno de los restaurantes del hotel.
Subimos a cambiarnos a la
habitación cuando de repente nos llaman por teléfono y nos dicen en un idioma
englishcamboyano que no habíamos firmado la cuenta de los daiquiris y nos
habíamos ido sin pagar… vaya tela. Menudos desastres somos.
Bajamos a firmar la cuenta, nos
dimos un paseo por el hotel y vemos que en uno de los restaurantes servían
cocina italiana, madre mia como nos apetecía. Nos sentamos en la terraza, con
su velita y todo tan bien puesto..
Nos pedimos unos tagliatelli
carbonara para mi marido y unos macheroni pesto para mi. Acompañados de
multitud de panes que nos pusieron con una salsita muy original y como no,
pedimos dos copas de vino blanco para acompañar… todo era perfecto hasta que de
repente aparece el hombre sacarcorchos con la botella en la mano y se dispone a
abrirla delante nuestra para servirnos las copas……….
Nooooooooooooooo no puede ser,
pero este es el hombre para todo, lo mismo sirve en las habitaciones que en el
restaurante, nosotros huyendo de él por vergüenza y coge y nos vuelve a abrir
una tercera botella de vino… Jejejejeje nos reimos mucho y disfrutamos mucho de
la cena. Lo triste que ya se estaba terminando el viaje.
Después de la cena, subimos a la
habitación y ala a dormir.
Buenas noches Camboya.
Día 9/10/11. Siem
Riep-Bangkok-Doha-Madrid
Lunes 22 de julio de 2013
Buenos días mi amor, hoy es
nuestro último día. Ha amanecido lloviendo y no tiene pinta de cambiar. Pues
mira por una parte estaba deseandito volver a casa, esa humedad se hacía
insoportable ya y teníamos un agotamiento acumulado que no nos dejaba ni saber
si estábamos bien o mal. Pero por otro lado, no soportábamos la idea de que se
terminaran las vacaciones.
Ducha, delicioso y último
desayuno (como lo voy íbamos a echar de menos) y a recepción con las maletas.
Hoy nos tocaba paseo en buey de agua y visita a un pueblo flotante de
pescadores.
A las 9.00 nos subimos al coche.
Joselito estaba demasiado callado, y creímos tras darle varias vueltas y por lo
que dijo que estaba bastante nervioso con las elecciones de Camboya que eran
dentro de 3 días. Estaban hartos de su gobierno, de la marioneta de presidente
que tenía, del rey loco y de los vietnamitas… por lo que supimos después en
España volvió a ganar el mismo partido con trampas como los últimos 15 años….
Subimos al coche y a los 30
minutos llegamos a una zona donde un hombre, un carro y su buey nos esperaban.
Nos dio un paseo de unos 20 minutos, fue gracioso y entretenido aunque yo ese
día ya estaba con la mente en Madrid y pensando en deshacerme de ese clima por
fin.
Volvimos a subir al coche y 45 minutos
después llegamos a un embarcadero donde cogimos una lancha para el guía, mi
marido y yo y que iba capitaneado por un camboyano. El recorrido se hace a
través de un río marrón caca donde ves que hay cientos de vietnamitas viviendo
ahí de la pesca en sus casas flotantes.
Luego llegas a un lago enorme y algo más azul que desemboca en el mar. El agua y el tiempo ese día no era bueno en Camboya así que no avanzamos más. Pararon un rato la embarcación y el Joselito se puso a hablar de política y de la situación del país. Odian literalmente a los vietnamitas y a los pescadores flotantes que viven ahí. Comentó lo poco considerados que son con la basura, el poco o nada cuidado que tienen con el medio ambiente y un sinfín de cosas. La verdad es que el pobre se deshaogó.
Visitamos una zona donde había
caimanes, los pocos que quedaban porque como ya nos comentó Fung en su momento
y este guía nos reconfirmó, los vietnamitas se han comido todo, lo suyo y lo
camboyano.
Nos llevó a un recinto donde
había un mapa de Camboya y allí estuvimos cerca de una hora contándonos la
historia del país desde el año 4 mínimo, eso, o a mi se me hizo soporífero e
interminable.
Tras esto, de nuevo a la lancha y
de vuelta al puerto. Ya si se había acabado todo.
Que queréis hacer ahora pregunto?
Queréis ir al centro? No, ya lo visitamos ayer, casi llévanos al hotel y allí
nos tomamos una coca cola y descansamos hasta la hora de salida hacia el
aeropuerto.
Así hizo, nos dejaron en el hotel
y nos tomamos en la terracita un par de coca colas acompañadas de los panchitos
y la verdura con salsa rosa. Nos cambiamos de ropa en una zona que tenían
habilitada para ello y ya se hicieron casi las 14.00h., hora a la que habíamos
quedado para ir al aeropuerto.
Salimos a la recepción del hotel
y estaban esperándonos. Nos dirigimos directamente al aeropuerto. Del hotel al
aeropuerto hay una distancia de 20 minutos. Por la camino, Joselito se fue
despidiendo diciendo que esperaba que hubiéramos disfrutado y preguntándonos si
volveríamos. Pues mira, siendo sincera,
con la de países que hay en mundo por ver pasará mucho tiempo hasta que
vuelva.
Al llegar, nos despedimos, nos
dimos la mano, las gracias y nos fuimos.
Fuimos al mostrador de
facturación y nos dieron directamente todas las tarjetas de embarque hasta
Madrid, así viajaríamos más relajados y no tendríamos que ir aeropuerto por
aeropuerto yendo a los mostradores. Al final, estuvimos esperando cerca de dos
horas a que saliera el primer vuelo con destino a Bangkok. Para pasar el rato
estuvimos mirando las tiendas del aeropuerto y mi marido se compró una gorra
muy chula negra con las letras en blanco y la palabra Camboya. Nos sentamos en
la sala de embarque, cuando vemos con sorpresa que nuestro avión era muy
pequeño, capacidad para 70 personas, de hélices y tirado en mitad de la pista
de despegue. Madre mía no he sentido tanto miedo en mi vida. No me gustan los
aviones pero los grandes los tolero bien, ahora...uno de hélices con los
dibujitos de colores pintados y de hélices..... Me puse a temblar. Para colmo
tu llevabas tu maleta y antes de subir las escaleras los azafatas te la cogían
y decían ya te la subo yo en la bodega... Vamos, que lo mismo llegabas a
destino sin maleta. Subimos y el terror cada vez era mayor. Para colmo el
piloto era un hombre cualquiera vestido con un polo de rayas negras y rojas al
más estilo Freddy Krueger y pesaba más kilos que los 70 que íbamos a bordo. Por
dios pero ¿donde están la gorra y los galones de este hombre? La puerta de
cabina abierta de par en par como si estuvieras en tu propia casa... En fin me
temblaba todo. Eso se pone en movimiento, despega y los 5 minutos nos dicen que
nos abrochemos los cinturones que hay turbulencias. ¿turbu que? Aquello subía y
bajaba como en un parque de atracciones, el estómago se salía por la boca y
pegaba unos golpes de aúpa. A una mujer se le cayó una mochila en la cabeza y
hubo hasta gritos.... Por suerte fueron 50 minutos y tocamos tierra firme, que
miedo hemos pasado pero ya tenemos otra experiencia más vivida, experiencia que
no repetiría jamás... Al llegar a Bangkok, nos tuvieron en la pista de
aterrizaje cerca de una hora encerrados en ese mini avión con una musiquita de
pajaritos horrible y el piloto paseándose por el pasillo. Por fin, tras la
larga espera, dan Autorización para salir del avión. Y las maletas? Pues ya
metes tú la cabeza en la bodega del avión y la recuperas, la verdad es que fue
todo surrealista.
En Bangkok fuimos directamente a
la puerta de embarque, previo paso por un escáner de cuerpo entero y de
registrarte de arriba a abajo. Estuvimos esperando poco hasta que ya abrieron
la puerta, nos subimos al vuelo de Qatar
destino Doha ya más relajados y con el estómago en su sitio. 7 horas de vuelo
que se pasaron muy rápido entre tele, comida y cabezaditas. En una de estas le
pido a mi marido que me baje de la maleta mi kilo de revistas del corazón, con
tal mala suerte que se cae el preservativo marca jumbo entre las tetas de una
mujer mayor de la región. Se mira las tetas, me mira, aguanto la risa como
puedo, recoge el preservativo y me lo entrega. Nos volvemos a sentar y
jajajajajaja, lo que nos pudimos reír. El vuelo siguió sin incidencias y por
fin llegamos a Doha, desembarcamos y eran ya cerca de las 3 de la madrugada. En
Doha estuvimos esperando mucho tiempo, mientras tanto nos compramos una coca
cola y nos abrieron hasta una tarjeta de cliente. Madre mía, pero si hasta dio
tiempo a que se calentara de la de datos que tuvimos que dar. Nos relajamos,
trasteamos con el móvil y cuando creíamos que aun nos quedaba una hora para
embarcar por curiosidad y por darnos un paseo fuimos a la puerta de embarque.
LAST CALL pero ¿cómo es posible? Ya no había nadie en la puerta y la última
llamada debían llevar haciéndola un largo rato. Corre que te corre llegamos,
dimos la tarjeta y por poco nos quedamos en tierra.... Si es que lo que no nos
pase a nosotros......
Subimos los últimos al avión y yo
creo que ya habían puesto hasta las imágenes de seguridad abordo jejeje. Para colmo
vemos que hay dos personas sentadas en nuestros asientos. Eran españolas así
que, mi marido, muy amablemente le dice que están ocupando nuestros asientos.
De forma muy desagradable una chica le dice que no, que está muy clarito que
ese es su asiento. Al vernos, una azafata se acerca y nos da la razón, así que
mi marido la dice.. Pues ¿lo mismo no estaba tan clarito no? Con tono muy
sarcástico. Se lo había ganado, no se puede ser así. Nos acomodamos, relajamos,
cenamos y a dormir. Teníamos otras 7 horas por delante. Nos despertamos una
hora antes de desayunar y de llegar a Madrid. A la hora acordada aterrizamos en
Barajas.... Jooooooo ya estamos en casa. Pero muy contentos porque todo había
salido muy bien, habíamos vivido muchas experiencias y habíamos conocido una
nueva cultura,
Por suerte nos quedaban aún 7
días por delante de vacaciones....
HASTA SIEMPRE VIETNAM Y HASTA
SIEMPRE CAMBOYA.... ¿quién sabe?
A los 15 días de estar en Madrid
un hombre nos escribió un correo para
decirnos que había encontrado nuestro Ipod en la caja fuerte del camarote 101
del barco de Ha Long. Justo donde lo habíamos dejado. Quedamos en Madrid con él
a los dos días de recibir el correo, intercambiamos recuerdos de nuestro viaje
y volvimos a casa tan felices con nuestro Ipod.
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