miércoles, 2 de abril de 2014

Lo es. Costa Oeste EEUU 2011


LO MEJOR: El Cañón del Colorado. Monument Valley y Death Valley.

LO PEOR: No ver osos en Yosemite.

LO MÁS DIVERTIDO: Encontrarnos con un Coyote en Yosemite. Mexican Hat Lodge and Swingin Steak. Cuando devolvimos el coche en la agencia. Los Dip.

A DESTACAR: Apadrinan Highways. Las distancias y los paisajes.


Ayuda para organizar el viaje: Loney Planet, Foro Viajeros, Rumbo, Booking y Dollar.
Ruta: Madrid- Los Ángeles- Las Vegas-Cañon del Colorado-Monument Valley-Bishop-Bryce Canyon-Zion-Las Vegas-Panguitch-Yosemite-San Francisco-Los Ángeles-Madrid.

Tantas películas del Oeste, tanto América por vena que ya era hora de verlo y vivirlo en primera persona. El viaje prometía: aventura, maravillas naturales del mundo, emociones, gastronomía americana en estado puro, moteles de carretera, entre otra multitud de cosas increíbles. Todo era perfecto, sólo faltaba confeccionar la ruta.

En esta ocasión mi marido se encargó de absolutamente de todo. Reconozco que me dejé llevar, y como siempre, lo hizo todo perfecto. Sólo faltaba esperar que se acabara el verano para poder disfrutar de nuestras merecidas vacaciones en el mes de Septiembre.

Llegada la hora, con los billetes en mano, la ruta trazada y un Dodge Charger esperando en destino, por fin nos vamos a América.

DESPLAZAMIENTOS:

Iberia: Madrid-Los Ángeles
Iberia: Los Ángeles-Madrid
Dollar: Dodge Charger

HOTELES:

Los Ángeles: Travelodge Hotel
Las Vegas: Imperial Palace
El Gran Cañon: Red Feather Lodge Motel‏
Monument Valley: Mexican Hat Lodge
Bishop: Vagabond Inn Bishop‏‏
Panguitch: Panguitch Inn‏
Las Vegas: Motel 6
San Francisco: Hotel Astoria
Los Ángeles: Saharan Motor Hotel


Día 1. Madrid- Los Ángeles
Sábado 10 de Septiembre de 2011.

Era la primera vez que cruzábamos juntos el charco y estábamos muy ilusionados. Iberia acababa de abrir la ruta directa de Madrid a Los Ángeles, y  el viaje se realizaba en casi 16 horas de vuelo. Tuvimos la suerte de poder coger los asientos de emergencia, así que volamos la mar de agusto. El vuelo fue de lo más tranquilo (algo largo pero todo muy correcto).

Tras largas horas de espera en el aeropuerto, embarque y vuelo, aterrizamos en los Ángeles. Nos fuimos directamente a inmigración con nuestro ESTA y allí había colas enormes de gente de todas las nacionalidades. Tras más de 1 hora de espera, nos llega el turno. En inmigración, te hacen varias preguntas antes de considerarte apto para entrar en su país, y una vez que pasas el test, te ponen un sellito muy mono en el pasaporte y ala a pasar otro control.

Mi marido casi no pasa el primer test porque cuando le preguntan qué cuanto tiempo tenía pensado estar en USA responde 17 years en lugar de 17 days. El policía se llevó un susto que a poco le tienen que atender el 112.

Tras la anécdota y las risas que nos echamos, nos dispusimos a pasar el control de maletas con más polis. De dónde venís? Dónde os vais a alojar? Venís de turismo? Traéis jamón o chorizo?? Jajajaja, no (pero en realidad sí, y cantidades indecentes). Entonces pasar. Perfecto ya estábamos muy cerquita.

Por fin pisamos suelo americano. Salimos a la calle a buscar de donde salían los autobuses de la empresa dollar para ir a las oficinas a por nuestro coche. Por suerte paraba justo delante de la salida y acababa de llegar uno dispuesto a recoger gente, así que sin más nos subimos al minibús y en 10 minutos estábamos en las oficinas.

Allí con la reserva en mano pero tras varios problemas de gestión y una larga cola, logramos nuestro coche. Antes de eso me tuve que pelear con un hombre que era 4x4 porque quería robarnos nuestro Dodge y dejarnos a nosotros un Ford Impala. Pero como soy tan cabezota y a grito pelao en inglés claro, logré que nos diera nuestro cochecito. Con la ilusión que nos hacía!!!!!!!! Que tío!!!!. Claro y es que nuestro coche era más molón que el suyo….


Nos subimos a él emocionados y resulta que era Automático. La verdad será muy fácil conducirlo pero después de más 15 años conduciendo coches manuales se nos hacía rarísimo y complicadísimo. Después de hacernos con los mandos y no parar de reir, conseguimos a 1km/h atravesar los Ángeles, con sus semáforos al revés y llegar hasta nuestro hotel. Todo era nuevo para nosotros y disfrutábamos como niños pequeños. Estamos en América!!!! Y que americano es todo!!!!!.

Hicimos el check in y a pesar de que estábamos reventados (no sé ni la de horas que llevábamos sin dormir, y el cambio horario era brutal) nos fuimos a cenar a un Deny’s. Es una cadena de comida Americana (sería lo equivalente a un Vips aquí supongo). Allí nos pedimos nuestras primeras Budweiser, un sándwich y unos fingers de pollo. Buenísimo todo (como saben los americanos de bien cocinar este tipo de comida). Adiós al aceite, al cocido, tortilla de patata y jamón los próximos 17 días. Bienvenidos a la comida basura más adictiva del mundo.

Después de cenar, fuimos a una gasolinera que había cerca y compramos una botella de agua. Resultaba curioso que hablábamos en inglés y la gente nos respondía en español. Hay muchísimo mexicano por allí, sobretodo en restaurantes, gasolineras y comercio, por lo que prácticamente todo el mundo te habla español.

Subimos a la habitación y debían ser cerca de las 23.30h. así que duchita y nos acostamos.

Buenas noches Los Ángeles.

A las 3.30 am. Estás dormido?? No y tu. Yo tampoco. Vamos a levantarnos. El jet lag pasaba factura y aún destrozados, no podíamos dormir. Y encima hasta las 6.30am de la mañana no abrían el desayuno así que nos quedamos en la habitación, llamamos a nuestras familias para decir que estábamos bien y planeamos el día que teníamos por delante.


Día 2. Los Ángeles - Las Vegas (4h 30min)
Domingo 11 de septiembre de 2011.

A las 6.30 am. Cuando abrieron el desayuno bajamos. Tostadas y queso philadelfia (no había desayunado eso en toda mi vida). El café horroroso, pero lo justo para ponernos las pilas, coger el coche y conducir hasta Las Vegas. Nuestro siguiente destino.

Ese día condujimos al final algo más de 5 horas. Durante todo el trayecto estábamos fascinados, las carreteras con rectas interminables, coches que no se ven en Europa, camiones alucinantes, school bus, paisajes brutales. Estábamos en una nube. Todo lo grabábamos y a todo le hacíamos fotos. Todo nos parecía lo mejor del mundo.

A mitad de camino entre los Ángeles y las Vegas decidimos ir a visitar Calico. Una vez desviados de la carretera y al llegar a la entrada, no nos pareció muy fascinante el sitio. Nos cobraban 10$ por ver un montaje del oeste y la verdad, hay mil cosas mejores en EEUU que eso, así que dimos la vuelta y regresamos a la Highway.

Tras tantas horas nos quedamos sin gasolina así que paramos en una gasolinera en mitad de la nada, repostamos y nos compramos para comer en el coche en ruta, unos sándwiches, unas patatas y unas coca-colas. Esas cosas no las hacemos en Madrid, porque no mancho el coche ni loca. Pero allí vale todo, así que aprovechamos a hacerlo. Total el coche era de alquiler jejeje. Lo peor del coche es que había un cartel que casi abarcaba toda la ventanilla que prohibía que se fumara dentro del coche y la multa era de 500$. Claro, que yo le hice caso omiso.

Llegamos a las Vegas agotaditos. Sin haber dormido nada y tras conducir tantas horas.  Nos dirigimos a nuestro hotel, hicimos el check in y salimos a tomar algo. Dimos una vuelta y la verdad Las Vegas es para verlo no para contarlo. Lleno de luces a todas horas, música, tiendas, zonas de restaurantes, Chappels, casinos, más casinos y más casinos. Todo incita al consumo descontrolado.



Tras darnos una vuelta y flipar con la que tienen montada en las Vegas, terminamos tomando una hamburguesa en el Mc Donald y nos fuimos a la habitación a descansar un rato no sin antes visitar el casino del hotel y ver el ambiente. Esto está en gustos y a mi personalmente no me gustó nada. Tras comer, nos echamos un ratito y es lo que tiene el jet lag, que no supimos nada del mundo exterior hasta las 5.30am que nos despertamos. Menudo palizón a dormir (cerca de 12 horas sin abrir los ojos), pero es que lo necesitábamos. Mientras me duchaba, mi marido (que mono) fue al Starbucks y trajo dos súper cafés y dos muffin. Ummmmmmmm que bueno y que bien nos sentó el desayunito. A las 6.30am ya estábamos de nuevo subidos al coche y en marcha destino el Cañon del Colorado. Esto sí que nos apetecía (lo demás para nosotros era puro trámite).


Día 3. Las Vegas-Cañon del Colorado (5h)
Lunes 12 de septiembre de 2011

Esa mañana lo primero que hicimos fue ir al Wall Mart de las Vegas. Allí compramos una neverita, bebidas, ensaladas, sándwiches y bolsas de patatas. Jejeje, teníamos un largo camino y así en el coche nos entretendríamos. Además que función tan importante hace esa nevera en un Road Trip. Se lo recomiendo a todo el mundo.


Antes de salir de las Vegas dimos de comer otro poco a nuestro Dodge en una gasolinera a las afueras y lo cierto es que nos perdimos un poco jejeje. Acabamos en una zona un tanto conflictiva, pero el GPS reaccionó y nos sacó de allí.

Una vez en la Highway (se pueden apadrinar tantas como quieras), el camino se hacía tan fascinante como el del día anterior, largas carreteras y paisajes increíbles e interminables. De pronto cuando quedaba una hora para llegar al Gran Cañón salió de la nada del cielo unas nubes enormes que se convirtieron en una masa enorme y que empezaron en cosa de 2 minutos a soltar unos pedrolos como jamás habíamos visto en la vida. Pero qué era eso? Una tormenta o el fin del mundo? No, si ahora entendíamos las catástrofes de las películas americanas. Nos tuvimos que tirar a la cuneta, parar el coche, y rezar para que esas bolas de granizo no nos reventaran el cristal. Duró algo más de 20 minutos, pero de pronto y sin decir nada, los pedrolos dejaron de caer del cielo y todo quedó en lluvia. Madre mía. No habíamos visto jamás una cosa así, fue una pasada!!!!!!!!. Ya con el corazón en su sitio y dejando de temblar las piernas, regresamos a la carretera y proseguimos el camino hacia el Cañón.

Al llegar…. indescriptible el pueblecito en el que nos alojamos era tan mono. Era como un escenario, monísimo, pequeño, con pocos establecimientos pero perfecto. El hotel monísimo, la habitación, las vistas y donde estaba situado. Era un sueño!!!!!.

Como locos de ilusión, hicimos el check in, vimos la habitación, dejamos las cosas y corriendo nos subimos de nuevo al coche y subimos a ver el cañón del colorado al atardecer. Compramos dos entradas para todos los parques nacionales que visitaríamos los próximos días y tras un recorrido no muy largo y por un paisaje muy boscoso llegamos al parking.

Dejamos el coche y anduvimos los primeros pasos. Cerré los ojos al llegar al primer mirador y al abrirlos no puedo describir lo que sentí. No tengo suficientes palabras para definir la hermosura de aquel lugar. Sigo diciendo que a pesar de haber visto más maravillas naturales y no naturales del mundo, para mí el cañón del colorado es lo más hermoso que he visto y veré seguro en mi vida. Te deja sin palabras, te corta la respiración. Sólo trasmite paz, tranquilidad, silencio y puedes pasarte horas contemplándolo y no cansarte nunca.




Tras despertarme de ese sueño comenzaron las fotos. Aquí, allí, de un lado, del otro. Nada, nada, no hay forma de que una foto refleje ni por asomo ni un 1% de realidad de tanta belleza natural.

Con toda nuestra pena tuvimos que regresar porque cerraban ya el parque joo, pero bueno al día siguiente disfrutaríamos de nuevo de él y esta vez durante 24 horas.

Regresamos al pueblo precioso, y empezó a llover como si fuera la última vez del mundo. Aquí en EEUU es todo a lo grande. Logramos llegar a la habitación, duchita, nos cambiamos y salimos a cenar a un restaurante tipo Steakhouse que había (creo recordar que sólo había dos y un Mc Donald).

Cenamos un steak y unas budweiser. Conocimos el mundo propina (que barbaridad). Y nos fuimos a dormir.

Que paz…Buenas noches.


Día 4. Cañon del Colorado
Martes 13 de septiembre de 2011

Esa mañana me levanté un poco pachucha así que como mi marido estaba a tope se levantó hiperactivo y me trajo el desayuno a la camita. Un cafelito con leche riquísimo y un delicioso donuts. Los había comprado en una cafetería monísima que había al lado de nuestro lodge y que al día siguiente daría fe del lugar tan chulo ya que desayunaríamos allí.


Repuesta con ese rico desayunito nos fuimos a primerísima hora de la mañana de nuevo a recorrer todos y cada uno de los rincones del Cañon.

Cogimos nuestro Dodge y con la entrada a los parques volveríamos a acceder sin ningún problema. Aparcamos el coche en otra zona de parking distinta al del día anterior y nos fuimos hasta el primer mirador. Buaaaa, seguía volviéndome loca aquel lugar.






Hay un autobús que te traslada por todo el cañón y va parando en todos los puntos donde hay mirador, y tú eliges bajar, subir y marcar los tiempos, porque pasan cada ratito.

Así que nos dedicamos la mañana entera a disfrutar de sus decenas de miradores. Fotografiarlo, contemplar el paisaje una y otra vez, admirar el río colorado. Fue fantástico.

No teníamos ninguna intención de visitarlo en helicóptero, lo cierto es que no nos arrepentimos. Pero de lo que sí (y que por supuesto haremos dentro de unos años) es ir en canoa por el río colorado. Siempre hay que dejarse algo por hacer.

Nos habíamos llevado unos sándwiches para comer, así que allí entre sus ardillitas y sus miradores comimos contemplando esos paisajes.

A última hora de la tarde regresamos al pueblo. Otra vez se puso a llover de locura. Nos acercamos a una tiendecita muy mona que había, nos dimos una vuelta y regresamos a la habitación. Ya se hizo de noche y estábamos agotados de tanto tute. Cruzamos enfrente del hotel donde había un McDonald, nos compramos unas Big Mac, nos sacamos unos Budweiser compradas en Las vegas y fresquitas en nuestra neverita (ya que hay máquinas de hielo en todos los moteles, lodge, hoteles..). Y a cenar, el día estaba más que hecho.

Después de cenar, nos acostamos.

Día 5. Cañón del Colorado-Monument Valley (3h. 30min)
Miércoles 14 de septiembre de 2011.

Buenos días mi amor. Es increíble estar aquí verdad??? Sí, lo es. Rápidamente duchita, y nos bajamos a desayunar a la cafetería del día anterior. Que cafés más ricos y que croissants más rebuenos. Desayunamos de cine, regresamos al hotel, check out y de nueva carretera y manta. Esta vez, destino Monument Valley.

De camino a Monument y cuando quedan unas millas te encuentras con unas rectas increíbles desde las que ya se empiezan a divisar las primeras elevaciones tan características de las pelis del Oeste.



Lo cierto es que es un lugar mágico y los paisajes son más hermosos que en las pelis. Nunca nos lo hubiéramos imaginado así.

Llegamos a Monument sobre las 15.00 h. pero empezó a llover muchísimo y la zona estaba muy embarrada y no dejaban circular, así que nos dimos una vuelta por el complejo, la tienda, vimos el hotel propiedad de los Navajos y nos fuimos a nuestro Lodge donde habíamos reservado la noche. Éste estaba en un pequeño pueblecito donde apenas había una gasolinera, un restaurante pequeñajo y nuestro lodge. Hasta allí fuimos porque a mi marido le apetecía con todas sus ganas probar el swining steak. Este consistía en una barbacoa que se hacía sobre un balancín y que preparaba un cowboy (equipado con su sombrero molón) y en el que sobre leña preparaba desde hamburguesas hasta steaks. Iban acompañados de beans y una salsa muy rica.



Este día no habíamos comido así que al hacer el check in y subir a la habitación, nos tomamos un sándwich y nos dimos una vuelta por el pueblo hasta la hora de la cena. No paraba de llover y había momentos que era exagerado así que poco pudimos hacer.




Llegada la hora de la cena, mi marido pidió el steak y yo una hamburguesa. Que ricas, hechas a la parrilla, viéndolo en directo, moviéndose de un lado a otro en ese balancín. Estaban buenísimas (muy caro, eso sí). Regadas con un par de cervecitas. Por la mañana habría que madrugar mucho para ir a ver Monument Valley, así que después de la rica cenita a dormir.




Buenas noches.

Día 6. Monument Valley-Antelope Canyon-Page
Jueves 15 de septiembre de 2011

Nos levantamos a las 5.30 am para llegar a primera hora de la mañana a Monument (estábamos alojados a unas 8 millas de la entrada del complejo). Como no teníamos desayuno, nos acercamos al restaurante chiquitín que habíamos visto el día anterior, pero aún no estaba abierto por lo que nos fuimos a la gasolinera del pueblo y allí compramos unos muffin y un par de capuchinos de máquina. Repostamos gasolina y nos pusimos camino a Monument.

Desde el lado que conducíamos (contrario al día anterior) nos topamos con la famosa foto de la larga highway y al final las rocas de Monument. Nos paramos en mitad de la carretera (no había ni un solo coche, tuvimos mucha suerte) y nos pusimos hasta arriba de fotos. Una pasada.


A medida que te ibas acercando, tenías que ir parando cada minuto para contemplar aquel lugar desde cualquier punto y fotografiarlo.


Al final entre tanta foto, llegamos a Monument a las 8.00. Allí pagamos el acceso y te ofrecen o recorrerlo con tu coche o que te lleven los navajos. No gracias, la aventura queríamos recorrerla los dos solos con nuestro Dodge.

Al acceder a la primera curva para llegar al valle, nos topamos con que había 3 coches atrapados en el barro. El día anterior no había parado de llover y se había liado una muy gorda. Tuvieron que ir a asistirlos y sacarlos de allí con grúas. Durante un rato nos planteamos no bajar al valle, pero la verdad merecía la pena quedarse atrapado en el barro antes que no ver aquellos paisajes desde tan cerca y poder tocar las rocas. No se va todos los días hasta EEUU y menos hasta Monument Valley, así que a por todas!.

Con dos narices, cogí el coche, le pisé zapatilla a tope, el motor a mil revoluciones e intentar cruzar el súper  charco de golpe. Rezamos, cerramos los ojos y por todas!... Lo logramos!!! El coche embarrado y durante un segundo a poco se queda, pero lo conseguimos!!!!!!!!. Ya veríamos luego a la vuelta jejeje. El coche terminó en un estado lamentable (que miedito el seguro), pero mereció la pena. Riéndonos como en la vida y con una sonrisa de oreja a oreja por haber superado el primer obstáculo nos topamos de lleno con el desierto rojizo y las montañas de John Wayne.





Si el Gran Cañón nos dejó de con la boca abierta, Monument te deja “tonto” para toda la vida. Es imposible olvidar semejante lugar. Han pasado tres años y aún cierro los ojos y consigo verlo. Es un lugar mágico y especial. El valle es muy grande y puedes recorrerlo con el coche parando en muchos puntos que están indicados. Hay rutas a caballo también pero no teníamos tiempo para eso (mejor, así queda pendiente para cuando volvamos (porque tenemos clarísimo que volveremos).


Estuvimos toda la mañana hasta las 14.30h recorriendo los puntos y alucinando con cada rincón.

Tras 6 horas de recorrido regresamos de nuevo al parking (por suerte, la subida se había secado un poco y la habían arreglado, así que no tuve que meter tanta zapatilla y no revolucionar el coche).

Una vez arriba, volvimos a comprobar el coche y estaba todo marrón el pobrecito, y tenía barro hasta dentro de la guantera jejje, pero se portó como un campeón.

Nos fuimos al complejo y nos tomamos un café allí y comentar el increíble lugar. Tuvimos suerte de madrugar porque ya a esas horas estaba llenísimo de gente, de tours contratados y de coches. Tuvimos suerte de recorrerlo prácticamente solos.

Tras el café, nos pusimos rumbo al Antelope Canyon.  Al llegar allí había una desorganización enorme. Resultó que como había llovido muchísimo no dejan acceder al Canyon ya que es muy peligroso y ha muerto gente allí. Los Navajos que organizaban las visitas ofrecieron visitar a cambio el Rattlesnake Canyon. No sabíamos nada de ese lugar pero allí mismo conocimos a unas chicas españolas que estaban en la misma situación que nosotros, y tras hablarlo, nos acercamos a los navajos y les comentamos que queríamos esa opción, antes que irnos de allí sin conocer nada, así que nos subieron a los 4 a un 4x4 y nos pusimos rumbo al Canyon.





Resultó que es igual que el Antolepe pero no hay tanto turismo, y, es quizás, un pelín más pequeño que el otro, pero por lo demás es similar. Así que los 4 nos subimos a un jeep con un navajo, éste metió zapatilla y entre las dunas a no sé ni cuantos km hora, nos llevó hasta la entrada de la cueva, botando contra el techo y meneándote de un lado a otro, divertidísimo.

La entrada al cañón era muy estrecha y complicada. Primero tienes que subir por una escalera, llegas a una explanada y entonces desciendes al cañon. Ellos te ayudan a acceder porque el acceso es complicadísimo.



Lo cierto es que mereció la pena. Andas por una cueva muy estrechita con unos colores impresionantes y mientras entra el sol por arriba, es muy muy bonito y muy recomendable. Un lugar muy diferente y curioso.



De regreso, otra vez a al 4x4 y a botar por las dunas y pasárnoslo de miedo.

Tras esta experiencia, nos despedimos de las españolas y nos pusimos rumbo a nuestro hotel reservado en un pueblecito llamado Page.

Hicimos el check in, duchita, un rato de descanso y salimos a dar una vuelta por el pueblo cenar. Fuimos a un sitio muy americano donde nos tomamos unas budweiser y un T-Bone. La cena estaba de cine americano.

Nos dimos un paseíto después de cenar hasta un lago que había muy chulo y regresamos a la habitación.

Buenas noches.


Día 7. Page (Horseshoe ben)- Bryce Canyon-Panwich
Viernes 16 de septiembre de 2011.

Nos levantamos de nuevo muy temprano, madrugábamos muchísimo todos los días, y nos acercamos a desayunar al hotel. Al llegar había un buffet escaso y con una pinta muy rancia. Estaba todo asqueroso. No se salvaba ni la leche, así nos fuimos sin desayunar nada.

Con un hambre infinita nos fuimos a visitar el Horseshoe bend. Es un meandro en mitad de un río espectacular. Llegar hasta allí en pleno desierto y una subida de narices y sin agua (como íbamos nosotros) se hace duro, durísimo. Pero llegar hasta allí, merece muy mucho la pena.


Estuvimos media mañana por allí disfrutando del lugar. Cuando empezaban a llegar turistas nos fuimos escopetaos de allí y muertos de sed  llegamos al coche.
Nuestro Próximo destino: Bryce Canyon.

Condujimos hasta allí un par de horas si no recuerdo mal y al llegar a la entrada del parque comienza un espectáculo de rocas impresionante. Bryce es otro lugar que no deja indiferente a nadie. Es simplemente espectacular.





Lo recorrimos con el coche de un mirador a otro, y anduvimos un rato entre el cañon. Después decidimos ir al picnic área a tomarnos un sándwich pero estaba lleno de gente, así que otro día entre ardillas en una zona aislada comimos un sándwich y nos tomamos una coca-cola. Lo pasamos de miedo, y las ardillas también.



Después del sándwich nos dimos otra vuelta por Bryce y después de un largo rato nos pusimos rumbo donde habíamos reservado esa noche el alojamiento (Panwich).

Al llegar a aquel pueblo, nos topamos con un sitio muy rancio que lo llevaba un indio bastante borde y maleducado. Nos trató bastante mal y al llegar a la habitación hacía un frío de infierno. Gracias a las ingenierías de mi marido logramos amortiguar el frío (vamos que colocó directamente una cama con su colchón contra las ventanas por donde entraba todo el frío jejeje). Salimos a dar una vuelta y en el pueblo no había nada, así que encontramos una pizzería, y encargamos dos pizzas para llevar. Nos las tomamos de estrangis en la habitación, nos vimos una peli y a dormir. El día había vuelto a salir perfecto.


Día 8. Panwich-Zion-Las Vegas
Sábado 17 de septiembre de 2011

Por la mañana intentamos ir a desayunar pero no había forma, aún estaba todo cerrado, pero de casualidad vimos un sitio abierto (si es que de nuevo era muy muy temprano) y allá que fuimos, era un pueblito con un estilo a Oeste Americano, típico de película y la cafetería del mismo rollo. Pedimos dos cafés y se me ocurrió pedirme una biscuit (vamos que en mi inglés, es una galleta), pero resultó tratarse de un trozo de masa cruda que si lo mojabas en el café, adiós café, se lo chupaba todo y se te tenía que hacer una bola en la garganta de aúpa, así que opté por no comérmelo.

Mi marido tan listo como siempre, se comió un gran desayuno americano. Huevos, salchichas, bacon, café. Un crack vamos!.

Con su estómago lleno y el mío vacío nos fuimos a visitar Zion. Es otro parque natural muy bonito con un color rojizo increíble. Al llegar dejamos el coche en la cuneta y nos anduvimos adentrándonos por el parque y perdiéndonos un poco. Yo cagueta todo el rato por si aparecía algún oso, alguna serpiente (ya que había carteles por todas partes) o yo que sé algún animal enorme. Mi marido en esta ocasión más aventurero intentándome quitar el miedo del cuerpo, pero el coche cada vez estaba más lejos y yo me imaginaba todo tipo de situaciones (si esto me pasaba por ver tantas pelis de miedo americanas jejeje).






Tras perdernos y visitar el parque a pie completamente solos regresamos al coche.

Tras esto, nos tocaba de nuevo regresar a las Vegas, para desde allí y al día siguiente ir a Death Valley, un lugar que nos apetecía muchísimo conocer.

Carretera y carretera, con sus ya característicos paisajes, sus enormes cactus y su desierto interminable, llegamos por segunda vez a las Vegas.

Antes de eso, paramos en un pequeño pueblo y nos compramos dos macrobocatas en el subway. Nos subimos a coche y de camino enfrente de un lago espectacular nos los comimos. Nos supieron de maravilla. Que enorme es toda la comida americana.

Esta vez, en Las Vegas nos alojamos en el Motel 6, mucho menos céntrico que la otra vez, pero por precio estaba de maravilla. Eso sí, no se lo recomendaría a nadie.

Tras dejar el coche, hacer el check in y llegar a la habitación, tuvimos que salir corriendo de la misma. Había un olor a insecticida que te consumía los pulmones en décimas de segundo. El olor era insoportable, un matarratas. Fuimos a recepción para que nos intentaran cambiar de habitación pero pasaron olímpicamente de nosotros.

No nos quedó más remedio que tener la puerta abierta de par en par el día entero. Prefería que nos robaran y que hicieran lo que fuera en la habitación antes de oler aquello. Estábamos hasta mareados.

Saliendo fuera a tomar aire y aguantando la respiración dentro, nos duchamos y salimos a dar una vuelta por las Vegas.

Una vez más, más de lo mismo; casinos, música a tope, consumismo y gente muy variopinta. Dimos una vuelta por un casino enorme, había interminables limusinas por la calle y de todos los colores. Gente muy borracha, con los cubiletes de jugar en el casino en las manos… Llenos de bolsas a cada lado de compras… novios y novias que iban y venían de casarse, vamos un lugar cuanto menos curioso.








Nosotros visitamos las construcciones y recreaciones que tienen de varios países del mundo y entramos en varias tiendas a comprar recuerdos. Lo cierto es que había de todo y cosas muy graciosas.

Se nos hizo tarde así que compramos algo de cena, y regresamos a la habitación.

El olor seguía siendo insoportable pero no teníamos otra opción, o dormíamos ahí o en el coche, pero la verdad es que no era un sitio muy seguro que digamos. Hay mucha gente rara.

Conseguimos dormirnos pero a las 4.30am ya estábamos en pie, y corre que te corre salimos de aquella habitación insoportable, con paredes de papel que se oía todo.

Día 9. Las Vegas-Death Valley-Bisop
Domingo 18 de septiembre de 2011

Aún era de noche, pero daba igual, había que salir de allí pitando. Nos subimos en el coche  e hicimos una parada en una gasolinera a comprar un café y un bollito para desayunar.

Al más estilo americano, tras desayunar un macro café lo lanzamos hacia atrás dentro del coche como hacen en las pelis. Jajjaaja.

Antes de salir de las Vegas, volvimos al Wall Mart para surtirnos de cositas ricas y regalitos. Ese día ibamos a estar en el desierto y necesitábamos víveres.

Pusimos rumbo a Death Valley (El valle de la Muerte). Habíamos leído en la Loney que el calor de aquel lugar en insoportable y es que Death es una cuenca ubicada al sureste de California, y constituye parte del desierto de Mojave y una pequeña parte del desierto de Sonora. Es la parte más baja, caliente y seca de Norteamérica, teniendo cerca de 225 km de longitud y de 8 a 24 km de ancho. Nos habíamos surtido de bebidas por si, el coche no respondía bien y nos quedábamos allí tirados. De camino a Death no había ni un alma. No circulaba ningún coche. Cuando llegamos a la entrada un gran cartel nos esperaba. Foto de rigor, y rápido a adentrarnos por el temible Valle, la ilusión era enorme.


Lo cierto es que es otro sitio que recomendaría a todo el mundo. Es precioso, puedes ver muchísimas cosas. Lo que más me gustó fue el Artist Palet. Es una zona donde en las piedras se reflejan muchísimos colores. Luego en otra zona hay dunas enormes de arena blanca, enormes dip donde en mitad de la carretera te encuentras al típico lagarto de desierto que levanta una pata y luego la otra porque se quema vivo jejejeje. Estuvimos en una de las zonas más bajas sobre el nivel del mar del planeta. Podíamos estar cerca de los 40º. Bebes agua sin parar, vas a penas sin ropa pero es tan insoportable el carlor!. Eso sí, merece muchísimo la pena.




Tras derretirnos durante horas salimos de allí y nos pusimos rumbo a Bisop. Al salir vimos un picnic area monísimo, así que dejamos el coche y en unas mesitas de madera nos comimos dos ensaladas y una botellita de agua del Wall Mart. Que ricas nos supieron.Un pequeño pueblo muy cerca de Yosemite donde nos alojaríamos 3 noches antes de llegar al siguiente destino: San Francisco.

Llegamos al hotel y éste estaba en un pequeño pueblo muy bonito y acogedor rodeado de zonas boscosas con unos paisajes de ensueño.

Hicimos el check in, nos instalamos y descansamos un rato porque menudo tute llevábamos a nuestras espaldas a esta altura de nuestro road trip. Por la noche salimos a dar una vuelta por el pueblo, y cenamos otra ensalada en la habitación. Este día necesitábamos descansar.


Día 10. Bisop-Yosemite-Bisop
Lunes 19 de septiembre de 2011

Nos despertamos de nuevo muy temprano (6.00am) para aprovechar el día. Duchita y bajamos a desayunar, pero no había apetecible así que nos acercamos a un Starbucks y nos compramos dos cafés. Al lado había una tiendecita de donuts, así que me faltó tiempo para entrar y adquirí por 1 dólar,  dos Donuts fascinantes (por una cara tenía chocolate y por la otra azúcar glasse). No lo describo como estaba porque aún salivo jejejee. Se me salta la lagrimilla de la ilusión.

Desayunamos en la terracita del Starbucks y nos tan agustito y nos pusimos rumbo a Yosemite. Al llegar a la entrada había una cola interminable de coches, tardamos más de 30 minutos en acceder al parque.

Una vez dentro, hicimos la primera parada en una zona muy alpina con un lago trasparente precioso. Allí estuvimos un ratito. El paisaje me recordaba a los que se ven en Canadá (vamos las ganas que tengo de conocerlo).




Visitamos el lago, dimos una vuelta y de nuevo al coche. La siguiente parada la hicimos en mitad de la nada. Nos apetecía perdernos entre los bosques de Yosemite. Así que dejamos el coche tirado en un lado de la carretera y nos fuimos a andar.

Durante la caminata, nos encontramos con un montón de ciervos campando a sus anchas pero nuestra ilusión era ver osos, los buscábamos por todas partes pero no había más que señales de advertencia, pero ni rastro de ellos (jo siempre estamos igual, que mala suerte). Lo cierto, es que es mejor no encontrártelos porque claro dan un miedo de flipar, pero en el fondo todos queremos vivir ese momento.

Llevábamos una hora de caminata, habíamos disfrutado del paisaje, un enorme lago donde nos sentamos un ratillo a tomar unas patatitas, cuando nos topamos de lleno con un Coyote. Ay madre, que nervios, que miedito, si estaba cagadita de miedo con un coyote no se qué hubiera sido de nosotros si nos hubiéramos encontrado con un oso.

No había absolutamente nadie para socorrernos en caso de que el coyote nos comiera, así que mi miedo aún era peor. Mirábamos a un lado, al otro, y todo aquello eran paisajes interminables, no había ni un ser humano cerca y el coche no sé ya ni dónde estaba. El animal se quedó observándonos un buen rato y nosotros nos quedamos petrificados en el sitio. Me temblaban las piernas de mala manera. No le debimos gustar como comida y después de analizarnos se fue a la búsqueda de algo más comestible y rico que nosotros. Unos ciervos que había a unos 500 metros delante de él. Por Dios, pero que miedo pasé, no tenía con que defenderme, sólo a mi marido, pero claro y si se lo comía a él??. Jejeje.



Tras la anécdota volvimos al coche mirando a todos lados (ya no me apetecía tanto toparme con un oso). Bueno sí, pero de lejos y dentro del coche.

Mereció muchísimo la pena esa excursión aventurera y el encuentro coyotero. Si se hubiera acercado hubiera seguido todas las pautas del Correcaminos en todos sus capítulos que he visto. Mec Mec…. Sólo que en la vida real, el coyote ganaría al correcaminos.

Subimos de nuevo al coche y tras conducir durante un buen rato llegamos a otra explanada donde estaba el famoso Gran Capitán.

La roca es espectacular y el paisaje una locura.




Por allí anduvimos largo rato y subimos a un mirador a contemplar semejante roca. El escenario era muy bonito.

Después de esto, regresamos al coche y como ya era tarde y empezaba a anochecer regresamos a la carretera. Salir de Yosemite se hace largo e intenso. La carretera muy estrecha y gran altitud, así que hay que conducir despacio y con mucho cuidado.

Por fin llegamos al pueblo. No habíamos comido nada en todo el día, así que esa noche decidimos comprar una hamburguesa en el burguer y cenar a lo más americano del mundo, con dos budweiser.

Ummm que ricas nos supieron. Tras cenar nos fuimos a dormir.

Buenas noches coyote.. ande anderás?

Día 11. Yosemite
Martes 20 de septiembre de 2011

Buenos días. Que habrá hoy de desayuno??? será como ayer?? Biennn tortitas con chocolate jejejeje. No calculo cuantas ingerí. Me miraban como si fuera una muerta de hambre pero es que me gustan tanto esas chucherías americanas.

Hoy comeríamos unas ensaladas que habíamos comprado en una tiendecita del pueblo, unas patatas y unas coca-colas y las disfrutaríamos en Yosemite. Esperemos que a los osos no les guste la lechuga porque si no….

Subimos a Yosemite y nuestra primera parada sería visitar el Parque Nacional de las Secuoyas. La caminata es muy sencilla y vas viendo secuoyas centenarias o milenarias majestuosas, enormes y muy espectaculares. Una de las características predominantes de este parque es el famoso bosque de la Secuoya gigante incluyendo al conocido General Sherman, el árbol más grande del mundo, y que llama la atención por su espectacularidad , con 84 m de alto y 11 m de diámetro.






Después sentarnos en un banquito a modo de picnic area donde estábamos completamente solitos y con mil carteles alrededor de precaución osos, no dejar comida (tienen un olfato estupendo), cierren mochilas, no bajen del coche, pero ahí nosotros como siempre jugándonosla.

Comimos nuestras ensaladas, unas patatas y unas coca-colas. Para colmo, se me va la pinza y sin querer pongo la alarma del coche a todo trapo, una escandalera monté de órdago. Vamos que porque al oso le daba pereza venir que si hubiera sido por el ruido nos hubiéramos quedado sin momentazo picnic.

Después de comer, nos dimos unas vueltecitas por Yosemite. Una de las veces nos topamos con más ciervos y al bajar del coche para verlos bien, una ardilla puñetera a poco se come los pies de mi marido, cuando se quiso dar cuenta ya le estaba mordiendo el calcetín. Jajajaja típico de comedia americana. Todavía me acuerdo y me sigo riendo.

Tras la ardillita maléfica y conducir por Yosemite unas cuantas horas más, regresamos. Salir de allí era una locura, carretera, curvas, curvas y más curvas.

Que día más divertido. Y encima a la mañana siguiente habría de nuevo tortitas?? (que ganas de levantarme ya jejeje)

Por la noche salimos a cenar y nos topamos con un restaurante mexicano increíble.

Los dueños eran mexicanos así que el idioma perfecto jejejeje. Nada más sentarte te traían un plato enorme de nachos con queso. Buenísimos. Nos pedimos dos coronitas y dos burritos. Madre mía, no me extraña que en EEUU luchen por la obesidad y haya miles de campañas para que la gente se cuide  e insistan en que la comida basura tiene que ser moderada. Pero que entienden por moderada?? Ese burrito era más grande que nosotros dos juntos. Repleto de salsa y de carne de res el de mi marido y pollo el mio. Cuantos pollos había juntos en ese burrito?? No pudimos ni con la mitad. Lo cierto es que el restaurante estaba genial, nos atendieron de maravilla y disfrutamos mucho. Además el precio fue de risa. Nos da mucha pena dejar comida pero era imposible comerse todo eso.

Pagamos y fuimos a dar unaaa laaaaaaaarga vuelta por el pueblo para bajar la comida porque estábamos pesadísimos.

Tras poner el estómago en su sitio, regresamos al hotel y nos acostamos.

Día 12. Yosemite-San Francisco
Miércoles 21 de septiembre de 2011

Buenos días, jo que poco queda ya de viaje, no quiero volver a Madrid.
Duchita, bajé ilusionadísima a por mis tortitas, y ahí estaban de nuevo!!!. Tampoco digo el número de tortitas que comí.

Con el buchecito lleno de nuevo nos pusimos rumbo San Francisco. Este día era carretera y carretera así que para hacerlo más apeno paramos en un seven eleven y nos compramos unas ensaladas para comer. Lo cierto es que las ensaladas americanas están deliciosas. Hicimos esta pequeña paradita y proseguimos con nuestra ruta.

Tras unas horas, llegamos a la civilización. San Francisco es una ciudad preciosa y muy peculiar por sus calles. A mi me parece una preciosidad de ciudad. Con el GPS buscamos la dirección de nuestro hotel, así que una vez localizado aparcamos en la puerta (en una calle típica con una cuesta de locura). El hotel estaba justo a la entrada del Barrio chino, muy bien ubicado para bajar al día siguiente al puerto. (Pier 39)


Al llegar al hotel, hacer el check in y subir a la habitación un olor a rancio podrido emanaba por todas partes. Ese olor era insoportable así que exigimos un cambio de habitación. Ya habíamos sufrido en el Motel 6 de las Vegas como para sufrir otra vez en esta ciudad tan bonita. Nos dijo que sí que nos cambiaba, pero esta resultó peor, así que enfadados pero sin ninguna gana de amargarnos la estancia en San Francisco decidimos dejar la habitación y salir a dar una vuelta por la ciudad.

Paseando encontramos un sitio muy acogedor y entramos a cenar. Dos pizzas muy ricas y dos coca-colas. El sitio era muy chulo y sobretodo muy baratito.

Después de cenar nos quisimos adentrar en el mundo nocturno americano, así que nos metimos en un bar chulísimo a tomar una cervecita.

El bar estaba a reventar y había un ambientazo genial, pero sólo aguantamos una cerveza, teníamos que regresar al peste hotel y ya estábamos algo cansados. De camino, fuimos buscando hoteles y preguntando si había habitaciones libres para un par de noches pero aún no sabemos por qué nos echaban de todos lados. Nos ponían excusas cutres, diciendo que no podíamos pagar una noche allí o que estaba todo ocupado. Nosotros nos mirábamos y aseguro que mala pinta no tenemos así que cabizbajos regresamos y nos acostamos en el rancihotel.


Yiiiiiiiiiiiiiiu, buenas noches San Francisco. (mañana nos vestiremos de gala, por el que dirán, por lo visto).

Día 13. San Francisco
Jueves 22 de septiembre de 2011

Nos despertamos muy pronto (1. Para salir pitando de allí y 2. Para aprovechar el día en San Francisco).

Desayunamos en la terracita del Starbucks dos súper cafés y dos croissants y entramos al barrio chino. Lo atravesamos entero y entre foto y foto y no poder la boca fascinando con las callejuelas tan espectaculares, los tranvias y los edificios de San Francisco tan bonitos llegamos a Fisherman. Allí estaba el Pier 39. Que lugar tan chulo!!!! hay que ir al menos una vez en la vida de verdad, tiene un ambientazo increíble.


Durante la mañana estuvimos paseando por ahí, viendo el ambiente, las tiendas y nos sentamos a comer lo típico de allí: Cangrejo. Mi marido se pidió un pan redondo que lo vacían y lo llenan de una salsa de cangrejo absolutamente deliciosa y yo una hamburguesa de cangrejo. Pero qué cosa más buena por favor, hay que probarlo. Estaba de portada de revista culinaria.


Tras la comida nos acercamos a ver los leones marinos y la famosa cárcel de Alcatraz. No la visitamos por dentro porque preferíamos acercarnos a ver el Famoso Golden Gate. Pero de lejos se apreciaba perfectamente.


Después de estar sentados en el muelle disfrutando de los leones marinos nos fuimos a dar una vuelta.


El tiempo se nos echaba encima y queríamos visitar algo más de San Francisco y teníamos muy poco tiempo así que decidimos coger el bus city tour y llevarnos así una imagen de la ciudad. Además hacía parada en el Golden Gate y en las famosas casas de la serie de TV Padres Forzosos.

Al llegar el puente estaba completamente tapado por una neblina increíble, hasta el punto que no se veía apenas el acero rojo del puente. Una pasada. Que mala suerte, con la ilusión que me hacía a mi tener una foto en el Golden... pero por lo visto, también tendrá que ser en otra ocasión.


Muy tristes nos subimos de nuevo al autobús y fuimos viendo una panorámica de San Francisco hasta que llegamos a las famosas casas. Son chulísimas, unas casas victorianas, llamadas painted ladies en el famoso barrio Alamo Square.



Después el autobús prosiguió por las callejuelas empinadas de la ciudad hasta que de repente nos dimos cuenta que pasaba por el Barrio Chino. Ay please, déjanos aquí, que suerte la nuestra, así no tendríamos que volver a subir desde el muelle hasta el hotel, que era una buena caminata.



Nos bajamos y fuimos al hotel a dejar algunas cosas y volver a salir a dar una vuelta, esta vez, caminando. Tras una larga vuelta por la ciudad y esta vez ya sin intentar que nos dieran alojamiento en ningún hotel, fuimos a una tiendecita y compramos unas budweiser y terminamos en el McDonald.

Como ya indico al principio de este diario, nuestra estancia estomacal americana se basaba principalmente en comida basura riquísima. Lo sorprendente de todo, es que volvimos a Madrid con 3 kg menos.

Tras cenar y tomarnos unas budweiser, de repente el labio inferior empezó a hincharse, a hincharse (que parecía Buba el de Forrest Gump). Es como si me hubieran inyectado colágeno y lo tuviera como un chorizo. No sabíamos si asustarnos o reírnos, así que hicimos ambas cosas. Eso no había quien lo bajara, así que opté por acostarme y que al día siguiente ya veríamos como acabaría semejante boca.

Bubabuenas noches.

Día 14. San Francisco-Los Ángeles. (381 millas) (6 horas)
Viernes 23 de septiembre de 2011

Al despertarme y antes de mirar nada, le dije a mi marido que me mirara los morros. No tienes nada, se ha ido la hinchazón. Ufff menos mal, por dios que susto anoche. Ahora ya sí que sí nos mondábamos de risa.

Hicimos el check in más agusto que un arbusto, no veíamos el momento de salir de aquel hotel pero por fin lo abandonamos y nos pusimos rumbo a Los Ángeles. La distancia de una ciudad a otra era bastante larga, ya que nos tomaría cerca de 6 horas incluyendo un tráfico enorme a la entrada de los Ángeles. Nos sentimos igual que volviendo de la Carretera de la Coruña, Valencia o Burgos de entrada a Madrid a hora punta.

Nos pasamos prácticamente el día de carretera, comimos por el camino e hicimos alguna paradita que otra para estirar las piernas. Ibamos muy triste porque nuestra aventura americana estaba llegando a su fin.

Tras un atasco intenso llegamos al Saharan Motor Motel (hotel que sale en la película Living las Vegas) y que está a un par de escasos minutos andando del Paseo de La Fama en pleno Hollywood.

Dejamos el coche y al intentar hacer el check in nos pidieron documentación para aburrir, hasta los billetes aéreos. En todo el recorrido no nos los habían pedido nunca. La verdad es que no extrañó y es que en el hotel había cámaras grabando por todas partes. (Nuevamente parecía una peli americana de terror en el que el dueño de un motel está trastornado y vigila a sus inquilinos y los vuelve majaretas). Jejeje, que de pelis hemos visto.

Después de más de 20 minutos dando documentación y casi hacernos un escáner de cuerpo entero llegamos a nuestra habitación. El hotel estaba fenomenal y sobretodo muy bien ubicado para visitar el Paseo de La Fama.



Dejamos nuestras cosas, enviamos un correito a Madrid para informar que al día siguiente salía nuestro vuelo y que echábamos de menos la tortilla de patata (por si colaba..) y organizamos todo para al día siguiente dedicarlo a ver Hollywood y después devolver el coche a la empresa de alquiler y coger el vuelo.
Entre que hicimos unas cosas y otras se nos hizo de noche. Salimos a dar una vuelta pero el ambiente no era muy bueno así que optamos con comprar una pizza, por cierto deliciosa y volver y acostarnos.

Jo que penita, ya no quedaban ni 24h.


Día 15 Los Ángeles-Madrid.
Sábado 24 de septiembre de 2011

Por la mañana como ya habíamos dejado todo organizado la noche anterior, nos fuimos pitando a desayunar para aprovechar el día.

Al llegar al buffet, sorpresa!!!Gofres con chocolate y mermelada. Madre mía, que animal, como si me los fueran a quitar de las manos, me preparé 3 cada cual más grande. Empujaba a todo aquel que osara usar la máquina de gofres mientras yo me preparaba los míos jejejejeje. Es que me encantan los gofres y estaban de miedo.

Sin pasar si quiera por la habitación nos fuimos a visitar el Paseo de la Fama, el teatro Kodak y ver el ambientecillo. Por más que buscamos el famoso cartel blanco de Hollywood no lo vimos, así que nos quedamos sin foto, pero bueno, conseguimos fotos con estrellas de actores y actrices que nos encantan








La calle es muy larga y está todo el suelo lleno de estrellas. Lo cierto es que no me pareció tan glamuroso como se ve en la tele ni en la noche de los Óscar pero claro el ambiente era totalmente diferente.

Tras una larga mañana nos fuimos a Starbucks a tomarnos un cafetito y después a ver tiendas.

En seguida se hicieron las 15.00h. y teníamos que devolver el coche en la agencia de alquiler.


Hicimos check out, cogimos el coche y Los Ángeles completamente atascado. Acababa de haber un accidente por la carretera donde circulábamos y no había forma de salir de allí. Se nos echaba el tiempo encima y para colmo no teníamos gasolina, íbamos con la reserva. Menuda aventura. Nos imaginábamos tirados a dos horas de coger el vuelo de vuelta en mitad de los Ángeles y llamando a una grúa. Por suerte, vino la poli, puso orden y empezamos a circular. Encontramos una gasolinera, echamos 3 dólares (ahí racaneando jejeje) y llegamos a la zona de alquileres.

Al llegar había una cola enorme y nos quedaba 1 hora y media para que saliera el vuelo. Queríamos dejar el coche allí tirado pero claro y si luego pasaba algo??. De repente vemos a una persona que viene con una maquinita entre sus manos que introducía en los coches…. Y claro mi marido me dice, te lo dije!!! Es un detector de humos!!!!!!!!!, nos van a caer 500$ y ya no tenemos ni un duro!!!. Jajajajajaja, que agobio le entró. Pero resultó que era una maquinita que leía el código de barras de una pegatina dentro del coche para confirmar que lo habías devuelto a tiempo. Jajajja, si es que todavía me acuerdo de su cara agobiado por el detector de humos y me sigo partiendo de la risa. ¿¿???Maquinita detector de humos??¿¿¿ jajajaja.

Tras la anécdota, llegamos al aeropuerto. Buscamos puerta de embarque y ya estábamos en el avión de vuelta a casa. 



Muy tristes pero con una de las mejores experiencias de nuestra vida. Que afortunados nos sentíamos porque nos llevábamos a Madrid unos recuerdos increíbles, situaciones muy especiales, anécdotas muy divertidas y clavado en la retina algunos de los paisajes más bonitos del Planeta.

Sin duda, EEUU es aún más grande y hermoso de cómo lo cuentan.

Día 16 Madrid
Domingo 25 de septiembre de 2011

Mi marido cumplía años este día a esa altitud. Quería haberle dicho a los pilotos que le dejaran visitar la cabina por su cumple, pero siendo realistas, no es un niño pequeño, cumplía 34 años así que pensé que sería difícil que le dejaran jugar a ser piloto por un ratito jejje.

Al llegar a Madrid lo celebramos como realmente corresponde y es que sus padres y mi madre estaban esperándonos en el aeropuerto de Barajas y le habían preparado en casa unos platos de lo más spanish food. Ummmmmm comimos jamón del bueno, tortilla, ensalada con tomate y mucho aceitito, queso, pan!! Que rico estaba todo!!!!. Y como lo necesitábamos (aunque siendo realistas.. echaría de menos comer tanta hamburguesa y encima adelgazar).

Después de comer nos fuimos a casa. Al día siguiente trabajábamos y volvíamos a tener un jet lag que a ver quien era el majo que nos lo quitaba.

Al llegar a casa nos dimos una ducha eterna, descansamos y tratamos de dormir, aunque eso resultó imposible. Al día siguiente iríamos a trabajar sin haber cerrado los ojos en todo el día, pero habría merecido la pena.

Gracias y más gracias Costa Oeste de EEUU por tener tantas maravillas naturales reunidas en tan solo 4 estados que hemos visitado. Ojalá volvamos pronto y disfrutemos más de todo lo que ofreces.

Hasta pronto!.




No hay comentarios:

Publicar un comentario